jueves, 7 de marzo de 2013

Luciano Montero, el primer medallista español

Hablar del apellido Montero es hacerlo de la primera saga del ciclismo español. Una saga que consiguió victorias antes de la Guerra Civil, de mano de los hermanos Luciano y Ricardo y después de la misma, gracias al hijo del segundo, llamado Luciano en honor a su tío, un tío que hizo historia al convertirse en el primer medallista de España en la historia de los campeonatos mundiales.

Luciano Montero Hernández nació en la provincia de Ávila en 1908, aunque siendo aún joven, se trasladó con toda la familia al País Vasco, concretamente a Guipúzcoa, por motivos laborales del padre. La afición de Luciano por la bicicleta llegó pronto, ya que en el seno de su propia familia tenía a alguien que le inculcó dicha pasión por las dos ruedas, su hermano mayor Ricardo. Este era seis años mayor que él, y alcanzó el profesionalismo a los 22 años de edad, en 1924, después de pelear mucho por hacerse un hueco en un mundo tan complicado como ese en aquel momento. Luciano lo tuvo relativamente más sencillo que su hermano, ya que este le había abierto previamente muchas puertas, aunque su gran calidad iba por delante de todo aquel que insinuase que llegó gracias a la ayuda de Ricardo.

Luciano se hizo profesional en 1926 y desde el primer momento dio muestras de su gran clase como corredor, especialmente en el llano. Al año siguiente de ser profesional se hizo con su primera victoria, en el Circuito de Pascuas, una carrera que en esos años venció gente de la calidad de Francisco Cepeda, Trueba o Federico Ezquerra. En 1928 Luciano repetiría triunfo en Pascuas, siendo el primer corredor bicampeón de la prueba navarra. El corredor guipuzcoano de adopción se estaba labrando uno de los mayores palmarés de antes de la Guerra Civil Española.
 
La contrarreloj, su especialidad
Luciano se caracterizó a lo largo de su carrera por ser un gran contrarrelojista, probablemente el primero del país junto a Cañardo, quien tenía peor técnica pero mucha mayor resistencia que el corredor abulense. Las grandes dotes de rodador de Luciano fueron explotadas principalmente en el campeonato de España, título que alcanzó en tres ocasiones (1929, 1932 y 1934). En cuatro ocasiones (1930, 1931, 1933 y 1936) el que se hizo con el título fue Cañardo, en las que hay que destacar que la menor distancia que sacó al segundo clasificado en sus años victoriosos fue de 6 minutos y 44 segundos. Desde 1929 hasta el inicio de la Guerra Civil el enfrentamiento entre ambos corredores monopolizó el título de campeón nacional, con la única excepción de Salvador Cardona en 1935.

Precisamente el Campeonato de España de ruta había estado lleno de polémica durante la década de los años 20, por lo que para 1927 se acordó que el campeonato pasase a disputarse como contrarreloj individual, con lo que pensaban que se acabaría con los amaños. Las distancias que tendrían que afrontar los ciclistas serían de 100 a 150 kilómetros durante esos siguientes años. En esa primera edición de 1926 se impuso Mucio Miguel. Al año siguiente se impondría Telmo García, pero a partir de ese año se convirtió en una lucha encarnizada entre Cañardo y Montero.

Sus enfrentamientos causaron una gran expectación entre el público, pues llegaron a reunirse hasta un cuarto de millón de personas en los circuitos en los que se celebraban las pruebas. Las cotas más altas de ese enfrentamiento llegaron en 1932, en el campeonato que se disputó en San Sebastián. El favorito número uno era Mariano Cañardo, dicho tanto por los medios como por sus rivales. Sus actuaciones previas habían sido muy buenas, demostrando que estaba en gran forma. Su mayor rival debería ser Luciano Montero, que había preparado el campeonato concienzudamente. En la prueba, a pesar de pinchar cerca de la línea de meta, Montero terminó proclamándose campeón, habiendo marcado el mejor tiempo de la contrarreloj. La velocidad media a la que rodó estuvo por encima de los 35.5 kilómetros por hora. Montero fue acusado de ser ayudado por Cardona, en primer lugar, y posteriormente por su hermano Ricardo cuando dobló a este.

En 1934 participó por primera y única vez en el Tour de Francia. Se clasificó en la trigésima posición de la general, pero fue víctima de varias caídas aparatosas. A pesar de sus caídas, con su participación contribuyó a que la selección española se hiciese con la tercera posición de la general por equipos. Al año siguiente, en 1935, participó en la primera edición de la Vuelta a España de la historia, pero la mala suerte se cebó con él y tuvo que retiraras camino de Zaragoza, en la sexta etapa..

Primera medalla mundial española
El año 1935 había supuesto un gran fracaso para los corredores franceses en su carrera por antonomasia, el Tour de Francia, en el cual dominó desde el primer hasta el último día el belga Romain Maes, quien llevó el maillot de líder en todas y cada una de las etapas, hecho solo repetido por Maurice Garin, Ottavio Bottecchia y  Nicolas Frantz. El equipo belga se había mostrado muy superior al francés, de tal forma que incluso el gregario Jean Aerts consiguió tres victorias de etapa.
 
Francia quiere por ello la revancha, y la buscaría en el Campeonato del Mundo en ruta, que se iba a disputar en 1935 en la localidad belga de Florette. El circuito contaría con 13.4 kilómetros, estaría adoquinado y tendría tres cotas al que los corredores deberían dar 16 vueltas. Allí se congregaron nada menos que un cuarto de millón de espectadores, deseando ver a los suyos en acción. Belgas e italianos serían, a priori, los favoritos de la prueba.
 
Pero sería Francia quien daría el primer zarpazo, personificado en Speicher. Este estaba tratando de repetir la táctica que dos años atrás le permitió alzarse con el título mundial, realizando un ataque nada más arrancar la prueba. Consiguió romper el pelotón en pedazos, pero los corredores más importantes estuvieron atentos a ese movimiento y rápidamente formaron un grupo en el que estarían representadas casi todas las selecciones, entre ellos los españoles Montero y Cañardo. Tampoco llegó a buen puerto esta tentativa.
 
Poco después de haber completado los primeros 100 kilómetros de la prueba el cielo comenzó a oscurecerse en forma de nubes, y al tiempo que caían las primeras lluvias reseñables del día, el español Luciano Montero apostó por realizar un ataque. Ante ese ataque el italiano Leargo Guerra se ve impotente y queda totalmente descartado por el campeonato. Unos kilómetros más adelante será la otra gran baza italiana, Giuseppe Olmo quien se irá al suelo y también dirá adiós a sus opciones mundialistas. Italia estaba eliminada. Esos momentos de confusión por la caída de Olmo los aprovecha Jean Aerts para lanzar un potente ataque y enlazar con el español.
Ambos corredores se entienden a la perfección en cabeza de carrera y van abriendo un hueco cada vez mayor con respecto a sus perseguidores bajo unas condiciones climatológicas muy adversas. El tramo empapado de los adoquines de la prueba, vuelta tras vuelta, no hace más que confirmar la superioridad del dúo cabecero y provoca varias caídas que concluyen en abandonos. A dos vueltas para el final alcanzará la cabeza de carrera su diferencia máxima, una ventaja de más de diez minutos.

La lluvia comienza a pasar factura al corredor español a poco más de 20 kilómetros para alcanzar la meta, a lo que había que sumar varios cambios de ritmo del corredor belga. Montero comienza a ceder terreno y no puede evitar que Aerts abra hueco con facilidad. El cansancio había podido con el corredor español, mucho menos curtido en esas carreteras que el corredor belga, que corría en casa. Finalmente Aerts atravesó la línea de meta en primera posición, con más de tres minutos de ventaja con el corredor español, pero con casi nueve con su compatriota Gustaaf Danneels, quien sería tercero en meta.
 
Aerts repetía el éxito que había alcanzado ocho años atrás como aficionado en Nurburgring, el convertirse en campeón del mundo, y lo había hecho con una superioridad aplastante en unas condiciones climatológicas muy adversas. Luciano Montero, por su parte, acababa de hacer historia, puesto que había conseguido por primera vez en la historia de España una medalla mundialista, una plata. Hubieron de pasar 32 años para que otro corredor español, Ramón Sáez, alcanzase un pódium mundialista, y nada menos que 60 años, hasta 1995, para ver a un corredor español superar su gesta y verle con el maillot de campeón del mundo.
 
Guerra Civil y exilio
Después de ese mundial regresó Montero al País Vasco. Allí se había convertido en el héroe del pueblo, cuando contaban con tan solo 27 años. Parecía que en él podría haber un corredor que rivalizase con Vicente Cañardo o Mariano Cañardo. Lamentablemente 1936 fue su último año como profesional en España. Consiguió importantes resultados, como su tercer pódium consecutivo en el GP de las Naciones, siempre ganado por Antonin Magne. Sólo cuatro corredores españoles más consiguieron incorporarse a tan selecto palmarés. También consiguió una plata, por detrás de Cañardo, en el campeonato de España y un décimo puesto en el Campeonato del Mundo.

Pero Luciano era un republicano de corazón, y ante el estallido de la Guerra Civil española, optó por abandonar España con dirección a Francia. En Francia siguió compitiendo casi hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, cuando decidió exiliarse en Argentina. En Francia consiguió varias victorias de renombre, como fueron el Gran Premio de Marsella en los años 1937 y 1938. Sin embargo, y debido al avance del bando Franquista, sus éxitos fueron silenciados por parte de la prensa, por lo que su nombre comenzó a caer en el olvido del público español.

Una vez que optó por exiliarse en Argentina se le perdió la pista, y no se volvió a tener noticias de él hasta su fallecimiento, durante el mes de agosto de 1993, en Buenos Aires. Tan en el olvido había caído su nombre y su historia que ni siquiera la prensa se hizo eco de su fallecimiento. Su nombre, a pesar de haber sido olvidado por la opinión pública, ha pasado a la historia como el del corredor que inauguró el palmarés mundialista de España, aunque su palmarés deportivo fue mucho más allá de ese segundo lugar en Florette, pues consiguió nada menos que 41 victorias en las 13 temporadas en que compitió, incluyendo sus años en Francia.


Saludos a todos!!

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