viernes, 1 de febrero de 2013

Caníbal en estado puro

El belga Eddy Merckx había sido expulsado del Giro d´Italia de 1969 por dar positivo en un control antidopaje, del que el Caníbal siempre se defendió como inocente. Como se demostraron irregularidades en el procedimiento, la sanción le fue revocada y pudo participar en un Tour de Francia en donde el belga se tomaría su particular venganza por esa expulsión.
 
Corría la mañana de un caluroso 15 de Julio de 1969, y nada hacía presagiar que el protagonista del día sería Eddie Merckx. Hacía poco más de un mes que el belga había sido expulsado de la última edición del Giro por un dudoso positivo cuando vestía la maglia rosa en la carrera italiana. Como consecuencia de las irregularidades cometidas por las autoridades, no se aplicó sanción a Merckx, y este pudo tomar la salida en el Tour de Francia, una carrera que antes de disputar la 17ª etapa, ya tenía casi en el bolsillo, pues contaba con una ventaja de más de 8 minutos con respecto a Pingeon y 9´30´´ sobre el ganador de aquel Giro, Gimondi. Se estaba tomando la venganza de su expulsión del Giro, y ya se había impuesto en 5 etapas, de las disputadas hasta ese 15 de julio, y después de aquella etapa, aún quedarían por disputarse otras seis más. Pero ya nada volvería a ser igual en el Tour desde aquella etapa que finalizaba en Mourenx. Esa etapa quedaría marcada en la leyenda de la carrera.

La etapa de aquel 15 de julio de 1969 iba a acercar a los corredores del pelotón a la localidad de Mourenx, que etimológicamente significa Tierra de moriscos. Los corredores recorrerían 214.5 kilómetros, y afrontarían la ascensión de cuatro puertos. En los primeros kilómetros del día todo transcurría con normalidad, marchando todos los favoritos en pelotón, hasta que alcanzaron el ascenso del Tourmalet. Merckx quiso endurecer la subida al mítico puerto, y mandó tirar a su compañero de equipo Van den Bossche, que impuso un ritmo tremendo. Nadie tenía claro cual era el propósito del belga, mandando imponer ese ritmo a tanta distancia de meta.
 
El ritmo infernal que estaban imponiendo en el pelotón comenzó a cobrarse sus primeras victimas, reduciendo el grupo a apenas una treintena de unidades. Tal era el ritmo que incluso Gimondi comenzó a atravesar problemas y se quedó rezagado con respecto al resto de favoritos. El tercero de la general estaba sufriendo. Pero la verdadera sorpresa de aquella subida se produjo cuando estaban a punto de coronar el puerto. A escasos metros de coronar el Tourmalet, Merckx lanzó un demarraje que dejó secos a todos sus rivales, y ninguno fue capaz de seguirle, para afrontar en solitario el descenso. Ni uno solo de los corredores intentó irse a su rueda. Era una locura atacar a tanta distancia de meta.

Como anécdota comentar que Van den Bossche siempre dijo que una de las cosas que habían resultado más duras en su etapa como ciclista fue el no haber sido ese día el primero en coronar el Tourmalet, cuando había sido él quien había realizado toda la ascensión en cabeza, tirando del grupo. Pero Eddy Merckx es implacable, y como toda respuesta a las palabras de Van de Bossche dijo que su compañero antes del Tour había firmado por otro equipo y era un detalle que no le gustó nada, puesto que demostraba que no estaba metido en carrera. Otra de tanas de las cosas que tenía Merckx, y que tan poco gustaban a sus compañeros de equipo.

Tras el descenso del mítico Tourmalet, el director del belga, Driessens, un hombre con gran afán de protagonismo, intentó convencerle para desistir de esa locura por la que estaba pasando, ya que la carrera, en lo que a la general respecta, la tenía totalmente controlada y sentenciada. Merckx no le hizo ningún caso y se presentó en las primeras rampas del Aubisque con un minuto aproximadamente de ventaja sobre los hombres que le perseguían. Tras completar la ascensión esa ventaja había subido hasta la impresionante cifra de casi ocho minutos. Y aún quedaban 70 kilómetros para finalizar la etapa, y las diferencias que se estaban dando eran una locura.

En el descenso del Aubisque las distancias con el grupo perseguidor se habían ampliado, si es que era eso aún posible, pero el pedaleo del belga, después de más de 100 kilómetros rodando en solitario comenzó a resentirse. Al principio era prácticamente inapreciable, tanto que solo en los cronómetros de dirección de carrera se podía notar. En más de una ocasión de esos 50 kilómetros aproximadamente que le quedaban para concluir la etapa, el belga pensó en abandonar su locura y reintegrarse en el pelotón, pero en ese momento un ya convencido Driessens fue el que hizo ver a su discípulo que debía completar aquella locura que había empezado hacía unas tres horas.
Merckx se encontraba ya realmente fatigado, cuando a falta de unos 15 kilómetros para llegar a meta, le hizo una visita el hombre del mazo. El belga ya casi no era capaz de pedalear, presa del agotamiento físico y de calambres en las piernas. La ventaja con la que contaba se estaba viendo reducida de una forma bastante considerable, a prácticamente la mitad de lo que había llegado a ser, pero como se encontraba cerca de meta, pudo culminar su aventura de rodar 140 kilómetros en solitario, una carrera de él contra el pelotón.
Al tiempo que entraba por la línea de meta de Mourenx, hacía lo propio en la historia del ciclismo, siendo el protagonista de una de las mayores gestas que han tenido lugar en este bello deporte después de la Segunda Guerra Mundial. Casi ocho minutos más tarde, sería Dancelli quien daría tiempo en meta al sexteto perseguidor del belga. Pero ese día solo había un protagonista, Eddy Merckx, que había entrado con letras de oro en la historia del ciclismo.
En ese Tour de Francia, Merckx no dejó ninguna migaja a nadie, siendo más caníbal que nunca, ganándolo absolutamente todo. La general, el maillot verde, el de la montaña y la combinada, fueron a parar a su propiedad, a lo que hay que sumar que también consiguió con su equipo, el Faema, la general de los equipos. Estos premios, unidos a la espectacular victoria en Mourenx habían sido su particular forma de vengarse por su expulsión del anterior Giro d´Italia.

Clasificación etapa 17. Castelnaudary - Luchon
1- Eddy Merckx (Faema) 7 h 4´ 28´´
2- Michele Dancelli (Molteni) a 7´ 56´´
3- Martin Van Den Bossche (Faema) a 7´ 57´´
4- André Bayssière (Peugeot-BP-Michelín) m.t.
5- Roger Pingeon (Peugeot-BP-Michelín) m.t.
6- Jean-Claude Theillière (Sonolor-Lejeune) m.t.
7- André Zimmermann (Sonolor-Lejeune) m.t.
8- Raymond Poulidor (Mercier) m.t.
9- Jan Jansen (Bic) a 14´ 47´´
10- Marinus Wagtmans (Willem II-Gazelle) a 14´ 48´´

Clasificación General
1- Eddy Merckx 84 h 37´ 53´´
2- Roger Pingeon (Peugeot-BP-Michelin) a 16´ 18´´
3- Raymond Poulidor (Mercier) a 20´ 43´´
4- Felice Gimondi (Salvarini) a 24´ 18´´
5- Andrés Gandarias (Kas) a 29´ 35´´
6- Marinus Wagtmans (Willem II-Gazelle) a 30´ 50´´
7- Pierfranco Vianelli (Molteni) a 35´ 22´´
8- Désiré Letort (Peugeot-BP-Michelín) a 45´ 47´´
9- Joaquim Agostinho (Magniflex) a 46´ 48´´
10- Jan Jansen (Bic) a 48´ 53´´


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