lunes, 27 de agosto de 2012

Vuelta 92: Una etapa propia del Tour

La 9ª etapa de la Vuelta Ciclista a España del año 1992 era una etapa llamada a hacer historia. Probablemente nunca antes había tenido lugar un encadenado montañoso en la Vuelta como el que los organizadores habían preparado para dicha etapa. La jornada discurriría por los Pirineos, un lugar que ese año no iba a ser visitado por la caravana del Tour, y de eso bien que se aprovecharon Víctor Cordero y todos los que con él trabajaban organizando la Vuelta, realizando un recorrido de una etapa más propia del Tour que de la Vuelta. Y bien que agradeció el espectador ese nuevo recorrido ultramontañoso de aquel día.
 
La etapa reina de la Vuelta contaría con 5 puertos, de los cuales los tres primeros serían catalogados de 1ª categoría; el Portillón, el Peyresourde y el col d´Aspin, mientras que los dos últimos puertos que se ascenderían en la jornada estarían catalogados como HC, y serían nada menos que los dos colosos de los Pirineos, el Tourmalet y Luz Ardiden.
 
La jornada anterior a esta etapa reina había supuesto un duro golpe para los hombres de la ONCE, que veían como el vencedor del año anterior, Melchor Mauri, había quedado contra las cuerdas, situándose en el puesto undécimo de la general, a solo 2´38´´, pero dando una sensación de fragilidad que no había dado el año anterior. El conjunto de los ciegos también había perdido a un corredor importante, como era Anselmo Fuerte, si bien si tenía bien ubicados en la general al belga Johan Bruyneel y al suizo Alex Zülle (2º y 4º respectivamente), con la esperanza de asaltar el liderazgo de un Montoya que había dado signos de flaqueza en los últimos minutos de la etapa anterior de Pla de Beret, vencida por Jon Unzaga.
 
El día amaneció frio, más incluso que en la jornada anterior, pero eso no impidió que no se realizasen numerosos intentos de fuga. El ritmo de la carrera estaba siendo altísimo, y los pasos por Portillón, Peyresure y Aspin se produjeron sin permitir que se marchara ninguna fuga. Ese ritmo tan alto se estaba cobrando numerosas víctimas, siendo las más significativas dos corredores del conjunto ONCE. Melchor Mauri en el final del Aspin comenzaba a ceder unos metros con respecto al grueso del pelotón y Anselmo Fuerte marchaba aún con más problemas. Había cedido en el grupo mucho antes y en esas últimas rampas su cuerpo le estaba pidiendo que abandonase la carrera. Aún no lo haría, pero si unos cuantos minutos más tarde, agotado por el esfuerzo que todos los corredores tuvieron que afrontar aquel día.
 
Mauri por su parte conseguiría reponerse y enlazar en el descenso del Aspin, al tiempo que Lale Cubino e Iñaki Gastón intentaban escaparse del grupo de los favoritos. De poco le serviría conectar al de Vic, ya que al paso por el siguiente puerto cedería casi 19 minutos que hacía que sus opciones de hacer algo en la general volasen por los aires. El descenso acabaría sin ninguna otra novedad reseñable, aparte de que las temperaturas que los corredores estaban soportando eran inferiores a los 10º en muchos puntos de lo que llevaban de etapa, acentuándose esa sensación de frío en los descensos, debido a la velocidad.
 
Según llegó el pelotón a Saint Marie de Campan, con las primeras rampas de un cubierto por la niebla Tourmalet, los corredores que contaban con varios hombres en el grupo intentaron mandar a alguno de estos por delante. Los equipos más activos fueron el Banesto de Delgado, el Clas de Rominger y los Amaya del líder Montoya y de un Cubino que sería el primer hombre importante de la general que se decidiría a atacar. Cubino lanzaría un primer ataque desde muy lejos, a unos 13 kilómetros para coronar Tourmalet y a casi 50 kilómetros de meta. Un ataque muy valiente y buscando claramente el ganar la Vuelta, aún cuando todavía faltaban muchas jornadas para la conclusión de la misma. Inicialmente Giovannetti le acompañó en su ataque, pero este desistió apenas unos metros después en su intento de seguir al corredor del Amaya.
 
Lale se lanzó en ese momento en solitario a por la cabeza de carrera, que correspondía a su compañero de equipo, Francisco Quevedo, que se haría famoso meses después, al ser el farolillo rojo del Tour de Francia de ese año. Quevedo le hizo de lanzador durante unos pocos centenares de metros y cuando aún faltaban más de 10 kilómetros para coronar, Lale ya era cabeza de carrera en solitario y en una posición muy ventajosa de carrera, abriendo un hueco bastante importante.
 
Eso hizo que saltasen las alarmas en el pelotón de favoritos, pero nadie quiso asumir la responsabilidad de realizar la persecución, debido a que Perico Delgado se encontraba entre ellos, y si trabaja otro corredor que no fuera él le estarían llevando en carroza para que sentenciase la etapa en un puerto, Luz Ardiden, que conocía a las mil maravillas. Como nadie iba a asumir la responsabilidad, finalmente se decidió Perico a tirar del grupo y casi de forma inmediata a un primer arreón suyo, este grupo pasó a estar integrado únicamente por 8 unidades: Montoya, Rominger, Parra, Echave, Giovannetti, Bruyneel y Buenahora. Pero en ese grupo Bruyneel iba con el gancho, como se demostró en un segundo arreón del segoviano, que dejó totalmente fundido y a partir de ahí con el cable cruzado al belga. Tan hundido le dejó que en esos 10 kilómetros que quedaban para coronar, cedió más de 5 minutos con el grupo.
 
Perico lideraba un grupo de 7 corredores en el que Montoya había sido aleccionado para permanecer pegado a la rueda bajo cualquier circunstancia, salvo desfallecimiento del segoviano. De tal forma le habían aleccionado a Montoya que cuando Pedro, presa de una rabieta por no recibir ni un mísero relevo de ningún corredor, decidió pararse, literalmente, poniendo pie a tierra, Montoya hizo lo propio deteniéndose, al tiempo que alcanzaban los corredores la zona de la Mongie. No le sirvió de nada a Perico y reaccionó realizando una importante aceleración, que esta vez se cobraría al Kelme Buenahora. Los 7 corredores serían a partir de ese momento 6, liderados en todo momento por Delgado, persiguiendo a un séptimo corredor que al coronar el Tourmalet les aventajaba en casi un minuto y medio. No había más corredores que importasen ya, ni para la etapa, ni para la general final de la carrera.
 
Hasta ese momento las condiciones climatológicas habían impedido que hubiese imágenes en directo de la carrera, pero a partir de ese momento se solucionaron los problemas técnicos y los aficionados pudieron disfrutar de una jornada apasionante.
 
El descenso estaría marcado por el suelo mojado, por efecto de una niebla que ya había desaparecido, pero que había dejado esas consecuencias, aparte del frío que estaban padeciendo los ciclistas en esas jornadas. En un descenso en el que Cubino no arriesgó mucho, el sexteto perseguidor pudo reducirle en unos 20 segundos la desventaja con la que contaban.
 
Con poco más de un minuto se plantó Lale en la base de un puerto, Luz Ardiden, en el que ya había vencido en un par de ocasiones, ambas en la década anterior. Por detrás ya no era Perico Delgado quien marcaba el ritmo del grupo, sino un Rominger que impuso un fuerte ritmo y dejó descolgados a sus cinco acompañantes. Delgado intentó seguir el ritmo del suizo, pero este marchaba muy fuerte y prefirió marcarse su propio ritmo. A su rueda marchaba, como no, un Montoya que estaba dejando marchar a Rominger, en un error del que se daría cuenta jornadas más tarde. Desde ese momento y hasta la línea de meta marcharon juntos Echave, Fabio Parra, Giovannetti y Delgado.
 
Laudelino Cubino fue el corredor que cruzó en primer lugar la línea de meta, obteniendo de esta forma su tercera victoria en tan importante cima y postulándose como un candidato muy serio a la victoria en la ronda española, todo ello merced a un sensacional ataque en las rampas más duras del Tourmalet, un ataque que no obtuvo respuesta directa por parte de ningún otro corredor.
 
El siguiente en cruzar la línea de meta fue el suizo Rominger, que había marchado claramente de menos a más durante esa última ascensión y prácticamente se había echado encima de un ya agotado Cubino. Seguramente si el puerto llega a ser algo más largo, este habría sido neutralizado por Rominger. A continuación hizo su aparición en solitario por la línea de meta el maillot amarillo de líder de la carrera, un líder que con un potente ataque en el último kilómetro había dejado tirados a sus otros cuatro compañeros y defendía de una forma sensacional su jersey de líder. Llegó a 1 minuto y 22 segundos de su compañero y ganador de etapa Cubino.
 
El grupo de Giovannetti, Echave y Parra apareció a 19 segundos más tarde que el líder y Perico 2 segundos más tarde que sus compañeros. Un Perico que jamás se caracterizó por tener un gran sprint final y que además a esas alturas de etapa, ya era víctima del agotamiento.
 
Los siguientes corredores, sencillamente, ya no contaban para nada, no eran importantes. Aunque habría que destacar la llegada de un venido a menos Robert Millar, a más de 5 minutos, Álvaro Mejía a casi 7, Zülle a casi 9, Cabestany treinta segundos más tarde o un Melchor Mauri totalmente hundido, cruzando la línea de meta con poco más de 27 minutos de retraso con el ganador.
 
La Vuelta a España había dado en aquella su etapa reina un vuelco increíble, con varios hundimientos de hombres importantes de los que no podía esperarse tal actuación, como el de Zülle, Roche, Raúl Alcalá, o de roma mayúscula el de Mauri, y con ascensos en la general impresionantes, como el que protagonizó un desconocido entonces para las generales Rominger, que ascendió de la 9ª a la 2ª plaza de la general en aquella magnífica etapa o el del ganador de la misma, Cubino, postulándose ambos como unos candidatos muy serios a la victoria final, con permiso del líder, Montoya, que había defendido su posición con una gran maestría.
 
Clasificación Etapa:
1- Laudelino Cubino (Amaya)
2- Tony Rominger (Clas) a 19´´
3- Jesús Montoya (Amaya) a 1´22´´
4- Federico Echave (Clas) a 1´41´´
5- Fabio Parra (Amaya) m.t.
6- Marco Giovannetti (Gatorade) m.t.
7- Pedro Delgado (Banesto) a 1´43´´
8- Rober Millar (TVM) a 5´06´´
9- Francisco Javier Mauleón (Clas) a 6´21´´
10- Iñaki Gastón (Clas) a 6´23´´
 
Clasificación General:
1- Jesús Montoya (Amaya)
2- Tony Rominger (Clas) a 1´07´´
3- Laudelino Cubino (Amaya) a 1´19´´
4- Pedro Delgado (Banesto) a 1´34´´
5- Federico Echave (Clas) a 1´41´´
6- Marco Giovannetti (Gatorade) a 2´36´´
7- Fabio Parra (Amaya) a 3´10´´
8- Stephen Roche (Carrera) a 7´44´´
9- Alex Zülle (ONCE) a 8´32´´
10- Peio Ruiz-Cabestany (Gatorade) a 9´50´´
 
 
Saludos a todos!!

martes, 21 de agosto de 2012

Vuelta 85: la primera victoria de Perico

La Vuelta a España 1985 iba a vivir la primera de sus jornadas decisivas en sus primeras fechas, cuando apenas la carrera había visto disputarse la etapa prólogo y 5 etapas más de la carrera. En esa sexta jornada de la carrera iba a tener lugar la etapa que uniría Oviedo con los míticos Lagos de Covadonga, situados a escasa distancia de la Virgen de Covadonga, con una jornada de gran dureza en la que se ascenderían un total de 5 puertos.

Durante la etapa se subirían, aparte de los propios Lagos, los puertos de San Esteban, el puerto del Padrun, Altos de San Emiliano y el del Mirador del Fito, el último de ellos con su cima situada en el kilómetro 105 de la etapa. En esos tres primeros puertos fue el líder de la clasificación de la montaña, José Luis Laguía, con el dorsal 119 a su espalda, quien los coronó en primer lugar, fortaleciendo de este modo su liderazgo de la montaña.
 
La última de esas 4 subidas, la del Mirador del Fito, no resultó tan determinante como se pensaba en un principio por parte de la organización, y todos los favoritos coronaron en el grupo cabecero. A su paso por la cima, Samuel Cabrera intentó escaparse unos metros antes de coronarlo, pero un percance mecánico se lo impidió y coronó de nuevo en cabeza Laguía, quien de esta forma confirmaba su liderazgo en la disputa por el maillot de la montaña.
 
En los primeros compases del descenso corredores como Juan Fernández o Giannetti, entre otros, formaron una pequeña fuga, que casi de forma inmediata fue neutralizada, y posteriormente se produjo otra más breve, formada esta vez por Ruiz-Cabestany. También fue neutralizada esa fuga, y de esta forma, todos los corredores iban a iniciar juntos la subida a los Lagos de Covadonga.

El primer ataque lo llevó a cabo el colombiano Lucho Herrera, al tiempo que el pelotón pasaba por la pancarta de 10 kilómetros. Ese primer ataque no supuso ningún problema para el pelotón y rápidamente fue neutralizado, pero ese ataque supuso que el pelotón se estirase considerablemente. Inmediatamente a la neutralización fue Pablo Vilches quien decidió demarrar del pelotón. A este segundo demarraje ya solo respondió otro buen escalador, Pedro Muñoz. Pero poco duró su aventura en cabeza, ya que medio kilómetro después el pelotón se estiró y les dio alcance, siendo liderados por un impresionante Robert Millar aquel día.
 
El escocés, desde ese momento de la neutralización, se puso en cabeza del pelotón, imponiendo un fuerte ritmo, que redujo en mucho el número de unidades que formaban este pelotón cabecero, un pelotón al que hacía ya varios minutos que no pertenecía el líder de la carrera, un imberbe Miguel Indurain, ni tampoco el líder de la montaña, José Luis Laguía, quien había reafirmado su liderazgo en los puertos anteriores. Álvaro Pino rápidamente se situó a rueda de Millar, y Pedro Muñoz a su vez a rueda del corredor gallego.

En solo 500 metros tirando, Robert Millar formó una escabechina inimaginable. Redujo el pelotón cabecero a un grupo de tan solo 8 unidades, del que ya no formarían parte gente de la calidad de Fabio Parra, Sean Kelly, o el ganador de la Vuelta de la edición anterior, Eric Caritoux, portador del dorsal número 1. En ese grupo estaría gente como Perico Delgado, Vicente Belda o Juan Fernández.
Pero no contento con la escabechina que estaba formando, Millar optó por lanzar un potente ataque, al que solo pudieron 4 corredores más, entre ellos dos compañeros de equipo, el MG Orbea, Delgado y Cabestany, cuya alianza podría resultar muy peligrosa. Álvaro Pino y Pacho Rodriguez eran los otros dos ciclistas que pudieron seguir la rueda del corredor escocés, pero poco después se les unió también a esta cabeza de carrera el colombiano Fabio Parra, un corredor que en esta ascensión había ido claramente de menos a más, ya que en el primer tirón de Millar se había visto cortado y ahora estaba volviendo a enlazar con cabeza de carrera.
 
El grupo lo formaban 6 unidades, con una séptima persona cediendo apenas unos metros con respecto a ese grupo. Esa séptima persona, que se encontraba muy cerca era Lucho Herrera, quien finalmente pudo enlazar con ese grupo cabecero aprovechando uno de los falsos llanos que había en la escalada.
Parecía que la carrera estaría en ese grupo, pero por detrás venía pedaleando muy fuerte el corredor de Alemania Occidental, Reimund Dietzen, quien parecía que podría llegar incluso a enlazar con ese grupo y pasar por lo tanto a ser un candidato a la victoria de etapa.

En el momento en el que Televisión Española hacía una pausa en la narración de Ángel María de Pablos y devolvía la conexión al estudio central en el que se encontraba, entre otros especialistas, Bahamontes, fue en el momento en el que se dinamitó la carrera.
 
Marchando en primera posición de carrera Millar, a poco más de 2 kilómetros a meta, vio como Perico Delgado le rebasaba en un imponente ataque, sin ser en una de las zonas más duras del puerto. Un ataque a los que con los años habituó Perico a la gente, pero que en aquel momento no eran tan conocidos. Yendo de menos a más en su ataque, dejó atrás a todos sus compañeros de cabeza de carrera. Tan solo Álvaro Pino intentó seguirle en primera instancia, pero no pudo hacer nada ante tan potente ataque y finalmente fue alcanzado por el propio Millar y por Parra. Desde ese momento Perico abrió un hueco que llego a ser de hasta 20 segundos con respecto a ese grupo perseguidor, y pudo afrontar con relativa calma las últimas rampas del puerto, sabedor que aquella victoria de etapa no se le iba a escapar, que ya era suya.

El segoviano del MG Orbea cruzó en primer lugar la línea de meta, levantando su brazo izquierdo con una doble satisfacción, puesto que no solo se hacía con la victoria en una de las cimas más importantes de Europa, Los Lagos de Covadonga, sino que además también se iba a situar como líder de la carrera, un maillot de líder que ya había lucido en la edición del año anterior.
 
Por detrás llegaría, en segundo lugar a la meta el escocés Robert Millar, quien había conseguido despegarse de la rueda de Álvaro Pino y de Fabio Parra al paso por la pancarta del puerto de montaña.
 
De esta forma, un tanto inesperada por la forma en que se produjo, Pedro Delgado conseguía su primera victoria parcial en una gran vuelta, la Vuelta a España, éxito al que se sumaría 3 meses después el de su victoria en Luz Ardiden, en el Tour de Francia.


Clasificación Etapa:
1- Pedro Delgado 4h 33´ 08´´
2- Robert Millar a 12´´
3- Álvaro Pino a 16´´
4- Fabio Parra a 20´´
5- Peio Ruiz-Cabestany a 21´´
6- Lucho Herrera a 23´´
7- Francisco Rodriguez a 26´´
8- Reimund Dietzen a 1´11´´
9- Pablo Wilches a 1´28´´
10- Iñaki Gastón a 1´38´´

Clasificación General:
1- Pedro Delgado
2- Peio Ruiz-Cabestany
3- Robert Millar


Saludos a todos!!

lunes, 13 de agosto de 2012

Vuelta 99: Su Majestad L´Angliru

Tour de Francia y el Giro de Italia tenían una serie de puertos míticos, algo de lo que la Vuelta carecía aún en el año 1998, aparte de con los Lagos de Covadonga. Pero eso era algo que iba a acabar con la presentación del recorrido de la Vuelta de 1999. En esa presentación iba a haber un bombazo llamado Angliru. Su Majestad L´Angliru.

Esa presencia de l´Angliru en la edición de 1999 fue un gran reclamo a nivel mediático, tanto para el espectador, como para los deportistas y los medios de comunicación. El ambiente que se creó durante los días previos a la disputa de esa etapa fue un ambiente propio del Tour más que de la Vuelta. Millares de aficionados fueron acumulándose en las cunetas del puerto desde esos días previos y la Guardia Civil incluso llegó a cortar el acceso al tráfico ya 3 días antes de la etapa.

Casi 5 millones de personas delante del televisor durante la retransmisión integrada de la etapa de ese día significaron un éxito sin precedentes para este nuevo puerto en la Vuelta. Con este puerto la organización de la Vuelta había encontrado a su gallina de los huevos de oro. El final de aquella etapa fue apoteósico, lo que sin duda ayudó al éxito de audiencia, pero el Angliru ya formaba parte de la leyenda incluso antes de disputarse.

Un puerto de l´Angliru que iba a formar parte de la 9ª etapa de esa Vuelta 99, una etapa que todos sabían que iba a formar parte de la historia y fue por ello por lo que la tensión del ambiente podía cortarse con un cuchillo.

Los ataques por parte de los corredores no cesaron desde que se dio el banderazo de salida de la etapa, con la ONCE tratando de mantener un mínimo control de la carrera, y como eso iba a resultar imposible, Manolo Saiz optó por sacrificar al quinto clasificado de la general, Iñigo Cuesta, metiéndolo en una fuga conformada por 26 corredores. Ese grupo de fugados apenas alcanzó el minuto de ventaja, debido al trabajo en el pelotón del Kelme. La fuga no fue la definitiva y sobre el kilómetro 50 fue neutralizado el corredor de la ONCE, dejando por delante de él un grupo de 12 corredores, en el que habría gente tan importante como Bettini, Nardello o Chente García Acosta.

Durante el puerto de Ventana no hubo variaciones y hubo de esperar a la Cobertoria para ver algo de movimiento, con un ataque de Bettini rápidamente neutralizado por Nardello, Ivanov, Lelli y Orlando Rodrigues. Por detrás la ONCE controlaba a los fugados, llegando incluso a reducir el tiempo de ventaja de esos fugados antes de comenzar un descenso que sería clave.

El descenso de la Cobertoria estaría marcado por una fina lluvia que ya había aparecido en el puerto anterior, lo que unido a las heces que habían dejado las vacas en las jornadas previas en la carretera, convirtieron ese descenso en una auténtica pista de patinaje, que provocó numerosos percances en el pelotón.

Igor González de Galdeano fue una de las primera víctimas, con una caída en la que se golpeó la cabeza y destrozó el casco. Con los minutos las noticias fueron tranquilizadoras, pero no volvió a haber noticias de Igor hasta la línea de meta. Roberto Heras o Iván Parra también cayeron, al igual que un Piepoli que era uno de los grandes favoritos a la victoria aquel día, quien además cayó también en dos ocasiones en el Cordal.

Pero sin duda el corredor más perjudicado en aquel descenso y en aquella etapa fue uno de los grandes favoritos a la victoria final, Fernando Escartín. Un Fernando que perdió el control de su bicicleta en una curva y se golpeó el pecho contra el quitamiedos. Ese golpe le hizo romperse 3 costillas y el antebrazo izquierdo, y con ello dijo adiós definitivamente a la posibilidad de alzarse con la victoria en alguna grande.

La carrera estaba rota, en el pelotón y en los fugados, ya que por delante Ivanov marchaba con unos metros de ventaja con respecto a Nardello y Rodrigues, mientras que el pelotón estaba únicamente formado por 16 corredores, entre ellos Olano y Ullrich.

Después de ese descenso iban a faltar pocos kilómetros para el ascenso al gran coloso de la ronda española, pero antes había que afrontar la subida al Cordal, un, a priori, insignificante puerto comparado con lo que quedaba de etapa. El Cordal fue coronado en solitario por Ruslan Ivanov y poco después de un minuto coronaría el pelotón, en donde ya habían neutralizado a Nardello y Rodrigues.

El descenso lo iba a encabezar Van de Wouwer, seguido de Olano y con los escaladores puros sufriendo por no perder la rueda de estos. Pero fue en una curva a izquierdas cuando un Van de Wouwer que seguía encabezando al pelotón quien se fue al suelo, arrastrando con él a varios corredores más, entre ellos al líder de la carrera, Abraham Olano. Nadie se paró a esperar al de Anoeta, salvo su compañero Zarrabeitia y llegando a pie de l´Angliru con un minuto de retraso con respecto a los Ullrich, Chava o Heras.

Llegó a pie de puerto en primer lugar Ivanov, seguidos por un grupo liderado por Rubiera, en el que también marchaban Heras, Tonkov, Chava Jiménez y Ullrich y a algo menos de un minuto marchaba el líder Olano, con Zarrabeitia, Rebellin, Nardello y Aebersold. A unos 10 kilómetros de meta saltó de ese grupo cabecero Tonkov y abrió rápidamente un pequeño hueco de 30 segundos con respecto al grupo que iba y unos 20 segundos más con Olano y su grupo.
 
Zarrabeitia dijo basta y desde ese momento Olano se puso al frente de su grupo, reduciendo metro a metro la diferencia con el grupo delantero. En el descansillo de Viapará, a unos 8 de meta, las diferencias se habían estabilizado en torno a los 50 segundos, entre Tonkov y el grupo reunificado de los Olano y Ullrich. En ese momento, después del descansillo es donde una pintada pone "Aquí comienza el Infierno". Un infierno que se traduce en una pendiente media del 13% y una máxima del 23.6%.
La primera rampa de Les Cabanes iba a ir acompañada de un ataque de Roberto Heras, al que solo pudo seguir un Chava Jiménez inspiradísimo aquel día. Por detrás quedó un dueto formado por los dos grandes favoritos de la carrera, Ullrich y Olano. Al final de ese primer kilómetro infernal Heras se giró y vio como el Chava marchaba pegado a su rueda. La diferencia en los siguientes kilómetros de Heras-Chava con respecto a Tonkov se mantenía en torno al minuto.

Fue a 4 kilómetros de meta aproximadamente, cuando la renta de Tonkov era de casi un minuto con los dos españoles y de unos 20 segundos más con el dueto del líder, donde se produjo una de las sorpresas de la jornada. El Triki Beltrán, quien se había visto cortado en el descenso de la Cobertoria, se estaba echando encima de Ullrich y de Olano. Se le vio intercambiar algunas palabras con una de las motos que acompañaba a ambos corredores e inmediatamente, en pie sobre la bicicleta, los adelantó sin contemplaciones. Olano dejó hacer al alemán Ullrich, y al ver que este no reaccionaba, él sí lo hizo y se fue a por el corredor jienense.

Las distancias se mantenían, e incluso iban favoreciendo a Tonkov justo a la llegada a la mítica Cueña les Cabres. En la Cueña fue donde se vio como nunca antes en directo a los corredores. Ni el famoso Mortirolo podía ofrecer esas imágenes. Tonkov prácticamente no podía ni avanzar en esas rampas con una media superior al 17%, y sus perseguidores tampoco marchaban mucho mejor que el ruso. Era igual para todos los corredores menos para uno, un único corredor capaz de hacer levantarse a los aficionados del sofá con su sola presencia en carrera. Ese corredor no podía ser otro que el malogrado Chava Jiménez, quien en ese kilómetro infernal de la Cueña decidió aumentar su ritmo, ya que había visto que el que llevaba Heras no iba a ser suficiente para neutralizar al ruso, dejando totalmente descolgado al bejarano. Otro Banesto, Piepoli, iba a adelantar a un Ullrich que estaba sufriendo en demasia en las rampas más duras del puerto.
 
Al acabar la Cueña, la distancia de cabeza de carrera se había visto reducida a unos 40 segundos con el Chava, manteniéndose con el resto de corredores. El Chava iba encendido, alternando el ponerse en pie con ir sentado, y el ruso poco a poco se iba apagando, con su pedaleo regular y sentado sobre la bicicleta. Se estaba echando el corredor del Banesto encima del corredor del Mapei. El resto de corredores no existían ya para esa etapa.
 
En medio de la niebla, dentro ya del último kilómetro, el Chava se echó literalmente encima de Tonkov. Le había recortado más de 40 segundos en unos infernales últimos 3 kilómetros.
 
Los últimos metros de la etapa serían en un ligero descenso, de poco más de 300 metros, tras los cuales estaría ubicada la línea de meta. Una línea de meta que ninguno de los dos corredores llegaría a ver, debido a que la densa niebla impedía que nadie viera a una distancia de un par de palmos más lejos de su rueda. Gracias a que el Chava adelantó a Tonkov justo antes de iniciar ese ligero descenso, fue quien entró en meta como el primer ganador en ese puerto, debido a que ninguno de los dos corredores realizó ningún sprint. El Chava desbordaba alegría una vez que hubo cruzado la meta, justo lo contrario de lo que decía la cara de un ruso muy decepcionado con el desenlace de la etapa.
 
Por detrás de los dos corredores llegó, a más de un minuto Roberto Heras, que escalaba de esta forma, muchos puestos en la general de la carrera. El cuarto en entrar sería un Triki Beltrán que con diferencia había sido el corredor que había empleado menos tiempo en subir el puerto, pero su fallo en la Cobertoria le había perjudicado enormemente. Olano sería quinto en la etapa, afianzando un liderato que solo unas costillas rotas unos kilómetros antes pudieron arrebatarle, aunque eso no se supo hasta varios días después. Todos y cada uno de los corredores iban llegando de uno en uno a la línea de meta, sirviéndose únicamente de sus fuerzas, sin poderse aprovechar del esfuerzo de ninguno otro corredor. Uno de los últimos corredores que llegó a meta fue nada menos que el sprinter McEwen, quien se permitió el lujo de cruzar la meta haciendo un caballito, tradición que haría también años más tarde, aunque aquel día lo hizo más de media hora después de que el ganador de la etapa hubiese cruzado la línea de meta.

No podía haber ganado un corredor más propicio para el aficionado español que el Chava en el estreno de un puerto que desde mucho antes de subirse por primera vez ya era leyenda. Desde ese momento L´Angliru tendría un ganador a la altura de su fama, nada menos que un ganador con el que todos los aficionados al ciclismo en los años 90 se pusieron en pie para celebrar sus gestas y se decepcionaban, cada vez que su cabeza no funcionaba.

Clasificación Etapa:
1- José María Jiménez (Banesto)
2- Pavel Tonkov (Mapei) m.t.
3- Roberto Heras (Kelme) a 1´01´´
4- Manolo Beltrán (Banesto) a 1´14´´
5- Abraham Olano (ONCE) a 1´44´´
6- Leonardo Piepoli (Banesto) a 2´04´´
7- Jan Ullrich (Telekom) a 2´46´´
8- José Luis Rubiera (Kelme) m.t.
9- Davide Rebellin (Polti) a 3´01´´
10- Igor González Galdeano (Vitalicio Seguros) a 3´09´´
11- Roberto Laiseka (Euskaltel) m.t.

Clasificación General:
1- Abraham Olano (ONCE)
2- Jan Ullrich (Telekom) a 2´08´´
3- Pavel Tonkov (Mapei) a 2´58´´
4- Igor González Galdeano (Vitalicio Seguros) a 3´58´´
5- Roberto Heras (Kelme) a 4´24´´
6- Ángel Casero (Vitalicio Seguros) a 4´44´´
7- José María Jiménez (Banesto) a 5´29´´
8- Manolo Beltrán (Banesto) a 6´26´´
9- Davide Rebellin (Polti) a 6´53´´
10- Leonardo Piepoli (Banesto) a 7´19´´

Saludos a todos!!

martes, 7 de agosto de 2012

Bettini: "Veni, vidi, vici"

En el año 47 a.C., acabada la Guerra Civil que había comenzado con el paso del Rubicón, Julio César volvió a Roma desde Egipto a través de Asia Menor, lugar en el que derrotó a Farnaces II, rey del Ponto, en la famosa Batalla de Zela. Esta campaña duró un total de 5 días, y en el desfile victorioso de dicha campaña, según nos transmite Suetonio, Julio César pronunció la siguiente frase: "veni, vidi, vici", es decir, algo así como "llegue, ví, vencí", haciendo alusión a la rapidez con la que venció en dicha campaña.

De una forma similar a Julio César durante esa Batalla de Zela puede que se mostrase el italiano Paolo Bettini de cara a los Juegos Olímpicos de Atenas, en el año 2004. Paolo había obtenido los dos últimos títulos de campeón de la prestigiosa Copa del Mundo de ciclismo e iba camino de su tercer título en la copa mundial, por lo que estaba considerado como el mejor clasicómano del pelotón del momento. Su perfil de corredor era el idóneo para la prueba en ruta que iba a tener lugar en las olimpiadas atenienses, y resultados en mano, era el favorito número 1 en las apuestas para ocupar un lugar en el Olimpo, por lo que Il Grillo, lejos de su habitual prudencia, declaró a los medios que la victoria de dicha prueba sería suya, que los demás ciclistas solo podrían pelear por la plata.

La prueba de ciclismo en ruta de los Juegos Olímpicos de Atenas iba a tener lugar el día 14 de agosto de 2004, sobre un circuito diseñado en el centro histórico de Atenas, en el que se pasaría por la Acrópolis y por el Monte Licabeto. El circuito sería muy sinuoso y quedaría finalmente constituido por 13.2 kilómetros al que habría que dar un total de 17 vueltas, haciendo un total de 224.4 kilómetros. Este circuito no sería especialmente duro en cuanto a su orografía, salvo por las 3 subidas que tendría. La primera sería la de Alexandras, que sería bastante tendida. La siguiente sería la cuesta de poco más dos kilómetros situada en Likavitos, que contaba con rampas de más del 10% de pendiente y 120 metros de desnivel, y la última, los 700 metros de subida al Acrópolis, con un desnivel próximo al 30% . Pero a la, a priori, falta de dureza del circuito había que sumar el calor y la humedad que iban a padecer los corredores durante la prueba, porque no hay que olvidar que esta se iba a disputar a mediados del mes de agosto en las proximidades al Mar Mediterráneo, y lo que eso significa.
 
En la prueba en ruta cada selección iba a poder presentar únicamente a un máximo de 5 corredores, en caso de ser una de las selecciones potentes del ranking UCI, o bien un menor número de corredores, en función de ese ranking. De esta forma España, Alemania e Italia se mostraban como las selecciones más potentes del pelotón, ya que la primera contaría con Freire, Astarloza y Valverde, corredores que se adaptaban a las condiciones del circuito, a los que había que sumar la presencia de Iván Gutiérrez e Igor González de Galdeano, para tratar de controlar la carrera. Por su parte Alemania presentaría un conjunto liderado por Erik Zabel y el anterior campeón olímpico, Jan Ullrich, y un corredor que venía en estado de gracia, Klöden, que venía de hacer segundo en el último Tour de Francia. A ellos se sumaba, en labor de gregario un siempre trabajador Jens Voigt y Michael Rich. Por último Italia, la otra selección favorita, había sacrificado todas sus opciones de victoria en favor de un único corredor, Paolo Bettini, quien sería acompañado en el equipo por Pozzato, Moreni, Nardello y Luca Paolini. Parecían los únicos equipos que podían mantener un mínimo control de la carrera, pero no se podía olvidar en la línea de favoritos a corredores siempre combativos como Vinokourov, Barbosa, Boogerd, Bo Hamburger o Van Petegem.

Nada más comenzar la prueba se produjo un primer incidente que sin duda afectó al resto de la prueba. En el tercer kilómetro se produjo una caída que afectó a alguno de los favoritos del pelotón. Los más afectados en dicha caída fueron el actual Campeón del Mundo, Igor Astarloa, que con una fuerte contusión en codo y clavícula se retiró durante esa primera vuelta y fue trasladado al hospital, Boogerd y el colombiano Pérez Arango, quienes también abandonaron en ese principio de la prueba. Otros afectados fueron Karpets, que abandonó durante la cuarta vuelta o el también español Ivan Gutiérrez, que hizo lo propio en el transcurso de la décimo tercera vuelta.
 
Esta caída dejaba a España como el país más afectado por la caída, ya que la dejaba muy mermada de cara a la prueba, porque perdía a dos de sus corredores y solo contaría a raíz del abandono de Gutiérrez con 3 corredores, dos de ellos primeros espadas, y solo un "currante", Igor González. Pero la mala suerte no cesaría con esa caída para España, y en la séptima vuelta el líder del equipo, Óscar Freire también se veía afectado por una caída, y aunque continuó durante varias vueltas más en la prueba, se vio obligado a abandonar por el dolor en la vuelta número 15, en la misma que lo haría Igor González, muy castigado por el trabajo que tuvo que realizar durante todo el día.

Con la caída de ese kilómetro 3 aún en la retina, el sueco Magnus Backstedt realizó un ataque cerca de concluir la segunda vuelta, bajo el intenso calor que golpeaba a los corredores aquel día. Fue un buen ataque, aunque precipitado, y llegó a contar con cerca de tres minutos de renta con respecto al pelotón, durante la cuarta vuelta. Pero en el pelotón había multitud de corredores inconformistas y de él saltaron Bodrogi y Virenque, que se unieron en la aventura del sueco durante el octavo giro de la prueba. Ese terceto viajó cohesionado durante dos vueltas, hasta que fueron engullidos por el pelotón. El momento de neutralización fue aprovechado por un asfixiado Backstedt para bajarse de la bicicleta y abandonar la prueba, tras haberla liderado durante 8 vueltas. Pero el calor había hecho mella en él, al igual que estaba sucediendo con muchos otros integrantes del pelotón, que ya habían abandonado, o lo harían en las próximas vueltas, presas del calor y agotados por la acción de este.
 
A partir de ese momento, casi a cada salto que se vivió en el pelotón reaccionó el mermadísimo conjunto español, bien con Igor González, o respondiendo Valverde en primera persona, lo que sin duda le perjudicó al final de la prueba. Se formó pocos instantes después una fuga en la que estarían incluidos McEwen y Unai Etxebarría, conformada por seis corredores, pero que el pelotón no permitió que adquiriese gran distancia y finalmente fue neutralizada
 
A partir de ese momento se sucedieron muchas miradas en el pelotón, ningún equipo quería asumir el control total de la carrera, para preservar las pocas fuerzas que quedasen, en favor de sus propios intereses. Pero la incertidumbre no duró muchas vueltas. Pronto llegó el primer ataque, en la penúltima de las 17 vueltas. Un único ataque, el del gran favorito Paolo Bettini, a quien secundó el portugués Sergio Paulinho, quien había ido a las olimpiadas a disputar la contrarreloj y a trabajar para Barbosa, pero la retirada de este le dio plena libertad. Ambos formaron un dueto muy interesante que se distanció de un pelotón en el que no se ponían de acuerdo los equipos para tirar en busca de ambos corredores cabeza de carrera.

La carrera se le estaba escapando en el pelotón, ya que al comenzar la última vuelta el dueto cabecero contaba con casi un minuto de renta con respecto al pelotón. Axel Merckx, el hijo del mítico Caníbal se dio cuenta de la situación y saltó del pelotón para tratar de dar caza a los fugados. Pero ya era tarde. El oro y la plata tenían dueño y solo faltaba por dilucidar si sería Bettini o sería Paulinho quien alcanzase toda la gloria olímpica.

Ambos se plantaron en solitario en la el último kilómetro, luchando por el oro, con tiempo de sobra para vigilarse. Bettini se había puesto como obligación a sí mismo el tener que obtener el metal dorado, mientras que Paulinho se había encontrado en esa situación de carrera de una forma casual, siendo un peor sprinter que su rival. En esa situación no hubo color en el sprint. Paulinho entró en cabeza en la última curva y lanzó desde muy lejos el sprint, algo que no inquietó a uno de los mejores finalizadores del mundo. Bettini se limitó a cogerle la rueda y antes de 100 metros de meta ya había rebasado al corredor portugués, quien se sentó inmediatamente en su sillín, asumiendo su derrota y contemplando la figura del nuevo campeón olímpico, quien besaba una cadena que llevaba colgada al cuello y se señalaba al pecho, como haciendo alusión a la famosa frase de su compatriota Julio César, "veni, vidi, vici". El oro era de Bettini.
 
Un segundo más tarde, y derrotado en el sprint, cruzaría la meta Paulinho, cabizbajo y santiguándose, quien se alzaría con la plata olímpica. Un olvidado por las cámaras Axel Merckx, llegaría en tercera posición, 8 segundos después de Bettini, y se alzaría con el bronce. Axel conseguía de esta forma algo que jamás pudo conseguir su padre, un metal olímpico. Se completaba así el nuevo pódium olímpico, formado por Bettini, Paulinho y Merckx.
 
El sprint del grupo sería vencido por el alemán Erik Zabel, por delante del esloveno Hauptman y el luxemburgués Kim Kirchen. Un Erik que se lamentaba de su mala suerte, ya que había sido el más fuerte del grupo en el sprint y había dejado escapar su gloria olímpica por no poder controlar la carrera en las últimas vueltas, igual que le había sucedido 12 años antes, en las olimpiadas de Barcelona 92, donde también finalizó en cuarta posición, quedándose a un paso del metal.

Clasificacion Ciclismo en Ruta. Atenas 2004
1- Paolo Bettini (ITA) 5:41:44
2- Sergio Paulinho (POR) 5:41:45
3- Axel Merckx (BEL) 5:41:52
4- Erik Zabel (ALE) 5:41:56
5- Andrej Hauptman (SLO) 5:41:56
6- Kim Kirchen (LUX) 5:41:56
7- Roger Hammond (GBR) 5:41:56
8- Frank Hoj (DEN) 5:41:56
9- Kurt-Asle Aversen (NOR) 5:41:56
10- Alexandr Kolobnev (RUS)5:41:56
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47- Alejandro Valverde (ESP) 5:44:13
      Óscar Freire (ESP) retirado
       Igor González de Galdeano (ESP) retirado
       José Iván Gutiérrez (ESP) retirado
       Igor Astarloza (ESP) retirado


Saludos a todos!!