martes, 31 de enero de 2012

El tirano de Bergerac

Cyrano de Bergerac fue  un poeta y pensador francés, coetáneo de Molière, del siglo XVII. Parece ser que fue un hombre libertino y materialista, muy diferente de la imagen de héroe romántico que nos ha transmitido de él Rostand en el drama que lleva idéntico nombre al de su protagonista. Un protagonista que se ha convertido en mito a través de esa localidad, Bergerac. Y fue en esa misma localidad donde Miguel Indurain, tras realizar una auténtica exhibición, se convirtió también en mito, pasando a la historia como "El tirano de Bergerac".

El 11 de julio de 1994 se iba a disputar la 9ª etapa de un Tour de Francia en que los viajes y el fuerte calor estaban siendo las noticias más destacables. El maillot amarillo había pasado de la espalda del británico Chris Boarmand a la de Johan Museeuw, quien tendría el honor ese día de tomar el último la salida en la contra-reloj que se iba a disputar entre las localidades de Périgueux y de Bergerac, separadas en la etapa por una distancia de 64.5 kilómetros.
 
En cuanto a la general de los favoritos, los dos máximos aspirantes a conseguir la victoria en París, Indurain y Rominger, estaban separados únicamente por 28 segundos, favorables al navarro, estando este 7º en la general, situado a medio minuto exacto del líder, y el corredor helvético estaría colocado 10º en la general provisional. Entre ambos estaría ubicado uno de los grandes contrarrelojistas del pelotón, Armand de las Cuevas.

La contrarreloj no comenzó con el habitual ritmo in crescendo del campeón navarro, sino que desde el comienzo fue un ritmo altísimo. Tan alto era ese ritmo que en el kilometro 6.5 de la contrarreloj, en el primer punto intermedio, la distancia a favor de Indurain con respecto a de las Cuevas era de 17 segundos, y este a su vez aventajaba en otros 7 a Rominger, el tercero en discordia. En el kilometro 15 las distancias empezaban a ser impresionantes, puesto que estas aumentaban, aun más, en favor del navarro, consiguiendo una distancia favorable de 55 segundos con respecto a Rominger, que se había situado el puesto que no cedería en todo el resto del día, segundo. Mayor era aún la distancia con respecto a de las Cuevas de 1 minuto y 2 segundos, quien iba perdiendo fuelle.
 
Apenas un kilometro después, se produjo un hecho histórico. Entre el kilómetro 16 y el 17 de la etapa, Miguel iba a doblar en la contrarreloj al que, sorprendentemente, iba a ser su sucesor en la tiranía del Tour (consiguiendo el récord de la prueba, con 7 consecutivos), Lance Armstrong. Lance posteriormente conseguiría más victorias en la lucha contra el reloj de las que consiguió Miguel, pero ese día fue doblado por Indurain antes del kilometro 17, como si de un cicloturista cualquiera se tratase, habiendo salido 2 minutos antes.

El siguiente punto intermedio de la prueba se encontraba en el kilometro 30. En dicho punto durante varios minutos Rominger fue quien estuvo marcando el mejor tiempo, superando incluso a de las Cuevas por 35 segundos, pero con la llegada del navarro se volvió a pulverizar el reloj. Esta vez aventajaría a Rominger en 1 minuto y 24 segundos. No se había disputado ni media contrarreloj, y la ventaja entre los 3 primeros ya era escandalosa. No había competición en solo 30 kilómetros de la etapa, puesto que Indurain había sentenciado la jornada y todos sus rivales habían tenido que inclinar la rodilla ante su portentosa exhibición.
 
Pero el aplastante dominio que estaba acometiendo el corredor navarro en esa jornada no iba a quedar ahí y se iba a limitar solo a media contrarreloj, sino que iba a seguir adelante. La siguiente referencia no vendría hasta el tercer punto intermedio del día, que estaría ubicado en el kilometro 54, por lo que durante 24 kilómetros no habría referencias reales de lo que estaban haciendo los favoritos de la etapa. En dicho punto de control, Rominger volvía a marcar el mejor tiempo a la espera del paso de Indurain, quien rebasaría su crono en 1 minuto y 50 segundos. Previamente al navarro debería haber pasado por ese punto de las Cuevas, pero el corredor francés acababa de ser doblado por Indurain. A pesar de eso, volvía a ser el siguiente en ese punto, por detrás de Indurain y Rominger, primero y segundo, respectivamente. El francés, en ese momento en que había sido doblado marchaba ya a 4 minutos exactos en la general provisional de la etapa.

La llegada a la línea de meta no hizo más que confirmar la exhibición de Miguel. Al final fueron 2 minutos justos los que le endosó el navarro a Rominger, y 4 minutos y 22 segundos al tercero en la jornada, de las Cuevas. El cuarto fue Thierry Marie, a 4.45, y el quinto fue Chris Boardman, a 5.27. Uno de los favoritos, a priori, Zülle, se alejó a 9 minutos y 3 segundos, y un Pantani que se preveía podía plantar batalla en la montaña, se fue a más de 11 minutos... El doblado Armstrong, quien fue 13º en la etapa, acabó la misma nada menos que a 6´23´´ de Indurain.
 
El amarillo, obviamente, fue a parar a la espalda del campeón navarro, que contaría ahora con una ventaja de 2 minutos y 28 segundos con respecto a Rominger, y nada menos que 4´40´´ con un sorprendente tercero, de las Cuevas.

Hay que destacar la crono de Rominger, dicho por el mismo como la mejor contrarreloj de su vida. En dicha crono se dio el gustazo de doblara nada menos que a 4 corredores: Davy (7º en meta), Melchor Mauri (25º), Rolf Aldag, y a Franco Vona, quien había salido 12 minutos antes que él a disputar la prueba.

Tal exhibición en la carrera le valió por parte de la prensa francesa el apodo de "el Tirano de Bergerac".

Clasificación 9ª etapa
1- Miguel Indurain (Banesto) 1 hora 15 minutos 58 segundos            
2- Tony Rominger (Mapei) a 2´            
3- Armand De Las Cuevas (Castorama) a 4´ 22´´            
4- Thierry Marie (Castorama) 4´ 45´´
5- Chris Boardman (Gan) a 5´ 27´´            
6- Bjarne Riis (Gewiss-Ballan) a 5´ 33´´            
7- Thomas Davy (Castorama) a 5´ 35´´            
8- Abraham Olano (Mapei) a 5´ 45´´            
9- Arturas Kasputis (Chazal) a 6´ 1´´
10- Piotr Ugramov (Gewiss Ballan) a 6´ 4´´           
 
Clasificación general
1- Miguel Indurain (Banesto) 41 horas 9 minutos 13segundos            
2- Tony Rominger (Mapei) a 2´ 28´´
3- Armand De Las Cuevas (Castorama) a 4´ 40´´
4- Gianluca Bortolami (Mapei) a 5´ 47´´            
5- Thierry Marie (Castorama) a 5´ 51´´            
6- Thomas Davy (Castorama) a 6´ 4´´
7- Chris Boardman (Gan) a 6´ 6´´            
8- Sean Yates (Motorola) 6´ 30´´            
9- Abraham Olano (Mapei) a 6´ 31´´             
10- Lance Armstrong (Motorola) a 6´ 35´´

Saludos a todos!!

martes, 24 de enero de 2012

La gran rivalidad entre Van Looy y Merckx

En el año 1964 se proclamaba campeón del mundo de aficionados un jovencísimo corredor belga, totalmente desconocido para el gran público. Ese corredor era, ni más ni menos, que Eddy Merckx, quien también firmó un contrato ese año con los dueños de la empresa de margarina Solo (Superia sería el otro sponsor del equipo) para pasar a profesionales en la temporada siguiente con ellos. Además de llegar a ser profesional, el objetivo de Eddy al firmar por ese equipo era conseguir experiencia al lado de Rik Van Looy, conocido como Rik II, quien no solo era un gran corredor, uno de los mejores de la época, sino que además fue el primer ciclista que consiguió el triunfo en los cinco monumentos.

Rik II era uno de los mejores ciclistas de su época. Fue profesional entre 1953 y 1970, y consiguió nada menos que 365 victorias en toda su carrera profesional. Fue top-ten en las tres grandes carreras e incluso pisó el pódium de la Vuelta en dos ocasiones, además de ser el primer ganador de los cinco monumentos del ciclismo. Era, por lo tanto, un magnífico espejo para Eddy en el que mirarse y tratar de aprender.
 
Pero Rik en ese equipo era el dueño y señor, y le iban a dejar a Eddy muy poca libertad. No obstante, el director deportivo del equipo era el cuñado de Rik, Hugo Mariën. En ese equipo Rik podía hacer lo que le viniera en gana, estando el resto de sus compañeros supeditados a sus gustos o exigencias. Por supuesto no iba a ser menos aquel joven chaval que acababa de pasar a profesionales, y al cual Rik le puso el sobrenombre de Jack Palance a un Eddy a quien no le sentó nada bien el particular sentido del humor de su compañero. Dicho mote, por cierto, era por la costumbre de Eddy de comer como postre arroz con sirope.
 
Mediaba un abismo entre ambos belgas. Uno, el veterano, era muy hablador, con una gran facilidad para tener amigos en el pelotón y entre los compañeros de equipo. El otro, el joven, era una persona muy tímida, que tenía poca conversación debido a que era muy reservado.

Fue avanzando la temporada de 1965 y el joven campeón amateur no estaba recibiendo ayuda en su formación. Nadie se dignaba a darle un consejo, ni el propio Van Looy ni el director deportivo. Nadie. Es más, muchos siquiera intercambiaban alguna palabra con el que sería quíntuple vencedor de Tour y Giro. Pero en ese momento él no era nadie, y Rik II lo era todo. Así que Eddy decidió que si quería ser alguien en el mundo del ciclismo, debía abandonar su actual equipo y buscar otros retos diferentes en otro equipo.
 
Si cabe esta decisión fue refrendada en la disputa del campeonato de Bélgica, cuando fue vencido por Godefroot, del equipo Wiel´s, cuando dos compañeros de este le cerraron en la disputa de la victoria. Total, a final de dicha temporada Merckx optaba por marcharse del Solo al equipo Peugeot, a pesar de que Van Buggenhout era uno de los principales opositores a que se marchase del equipo. Un Van Buggenhout que era quizás el manager más importante que había en Bélgica en ese momento.

Y fue en ese momento, al abandonar el equipo Solo, cuando surgió una rivalidad que traspasó fronteras, una rivalidad que dividió a un país entre las dos leyendas de su ciclismo.
 
Rik Van Looy era un corredor nacido en la parte flamenca de Bélgica y era considerado poco menos que un Dios por los flamencos. Merckx también era flamenco pero realizó sus estudios en francés, al trasladarse su familia a Saint-Pierre. Él también consiguió aglutinar en favor suyo el apoyo de todos los belgas, tanto flamencos como valones. Pero eso lo consiguió años después, no cuando abandonó la sombra de Van Looy para escribir su propia historia. Esos primeros años, compitiendo directamente con el ídolo flamenco y también de los belgas, Van Looy, fueron años difíciles para Merckx, en cuanto al apoyo popular a su favor.
 
Como muestra de las dificultades que encontró Merckx en el inicio de su carrera, en cuanto al apoyo popular en su propio país es que el otro campeón, aparte de ellos dos, de los cinco monumentos, Roger De Vlaeminck al menos al inicio de su carrera, lo único que quería era vencer de cualquier manera a Merckx, como verdadero flamenco y admirador de Van Looy que era.

Ambos deportistas, quienes ya habían tenido una relación distante cuando eran compañeros, fueron a partir de su separación deportiva enemigos íntimos. Van Looy, quien se encontraba ya en la decadencia de su carrera, se dedicaba únicamente a seguir la rueda de Merckx cuando competían juntos, que solía ser casi siempre, ya que el primero iba calcando el calendario del segundo. Y un día Merckx ya no pudo aguantar más y terminó llegando al insulto personal, en un critérium de fin de temporada del año 1969.
 
Rik tampoco era un santo, ya que constantemente hacía declaraciones con las que trataba de picar a su rival. Sus declaraciones iban en el sentido de que Merckx lo había tenido mucho más fácil que él, ya que mientras que él había comenzado su carrera en tiempos de Anquetil, Poulidor, o de Rik Van Steenbergen - Rik I (29 años al despuntar Rik II), Merckx empezó a despuntar cuando él mismo ya tenía 33 años y se encontraba en el ocaso de su carrera. También hacía declaraciones del estilo que Merckx no soportaba la derrota o que era frágil moralmente. También llegó a decir que con él en plenitud, Merckx jamás habría podido ser campeón del mundo.

Esas fueron algunas de las provocaciones que Van Looy lanzó contra Merckx.

El colofón de esa enemistad que tuvieron tanto Rik II como Merckx fue cuando la televisión francófona, a finales de 1978, decidió juntar tanto a estos dos ciclistas como a Rik I o Rik Van Steenbergen, quien se encontraría sentado entre ambos en la entrevista. Por fortuna el evento no fue retransmitido en directo, puesto que se produjo un duro enfrentamiento entre los dos rivales, con un Rik I como mero espectador, ya que estuvo sentado y no abrió su boca.
 
Merckx se dedicaba a responder a las provocaciones verbales de Van Looy, alguna de las cuales se señalan anteriormente. Al tiempo, Merckx le decía que su rival no corría para ganar, sino simplemente para hacerlo perder. Finalmente no llegaron a las manos, pero durante muchos minutos el enfrentamiento pudo haber pasado a algo más que palabras.

Esta rivalidad llegó a dividir y hacer postularse a los belgas en favor de un o de otro corredor(los flamencos mayoritariamente por Van Looy). Es probable que si Merckx se hubiera encontrado con un opositor más joven se podrían haber escrito páginas de leyenda con la rivalidad de ambos, pero por fortuna, la rivalidad entre ambos no llegó más lejos del insulto y los gritos, ya que Van Looy jamás se encontró a la altura de Merckx desde el momento en que estos separaron sus carreras del mismo equipo.


Saludos a todos!!

martes, 17 de enero de 2012

A Olano se le escapa el rosa

El día 7 de junio del año 1996 se iba a disputar la penúltima etapa del Giro d´Italia de ese año. Una etapa que iba a atravesar nada menos que los puertos de Mendola, el Tonale, Gavia, y el Mortirolo, finalizando la etapa en Aprica, tras recorrer 250 kilómetros, en una penúltima etapa del Giro durísima, a lo que había que sumar la etapa del día anterior, en que se atravesaron puertos también de gran dureza, como era el caso del Pordoi.

Ese día la etapa comenzó con tranquilidad y hasta el Tonale no se produjeron los primeros movimientos, sin importancia para la general. Berzin, Buenahora y Cacaito Rodriguez fueron los corredores de más nombre que se movieron en esas rampas, formando un grupo cabecero. Berzin, quien el día anterior había caído hasta la 7ª plaza de la general, pero su movimiento podía ser preocupante, puesto que se encontraba a menos de 4 minutos del líder de la general, Abraham Olano. El equipo del líder, el Mapei, en consonancia con el Carrera, se puso a tirar del pelotón, para no dejar que cogieran mucha ventaja.

En las primeras rampas del Gavia fue cuando las cámaras conectaron, y se pudo ver como ese grupo cabecero saltaba por los aires, al ponerse Buenahora al frente del mismo. El mismo Berzin se descolgaba del colombiano, confirmando la crisis que había sufrido el día anterior.
 
Estaban subiendo por unas duras rampas del Gavia, por los 3 kilómetros que no se encontraban asfaltados y era una delicia para los ojos del espectador. Se podía respirar ese aire de puerto mítico que tenía el Gavia, un puerto que solo se había ascendido en otras dos ocasiones; la primera de ellas fue en 1960 donde Anquetil pudo salvar su maglia de líder por solo medio minuto en las rampas del coloso.

Buenahora se fue en solitario, siendo Cacaito quien trataba de seguirle. Por detrás, cuando Berzin estaba a punto de ser neutralizado, saltó del pelotón Faustini, quien era 8º de la general, a solo 5 minutos de Olano. Por lo tanto, era un ataque que podía llegar a preocupar a los Mapei, máxime cuando se le veía buena cara a Faustini, no como había sucedido con el ruso Berzin. Faustini consiguió marcharse del pelotón y terminó formando un dueto perseguidor de cabeza de carrera con Cacaito Rodriguez, quien sorprendentemente, decidió ayudar a su compañero con los relevos.

Buenahora coronó el Gavia en cabeza, con poco más de un minuto de ventaja con Cacaito y Faustini, y casi 2´40´´ con el grupo del líder, en el que se encontraban prácticamente solo los primeros de la general, con la excepción de un Berzin que cedía dos minutos más con cabeza de carrera al coronar la cima Coppi de ese Giro. No se habían movido aún los favoritos pues aún les faltaba el durísimo Mortirolo, y el grupo ya había quedado reducido a muy pocos unidades.
 
En el eterno descenso del Gavia se juntaron hasta 4 corredores en cabeza, Buenahora, Faustini, Cacaito y Massi, y en el grupo del líder fueron entrando corredores que se habían quedado descolgados durante la subida, como fue el caso de Berzin.

Y cuando llegan al Mortirolo es cuando comienza de verdad el espectáculo en la etapa. Los Carrera deciden poner un ritmo duro desde el inicio de la subida, sin dar tregua a los componentes del grupo. Con un ataque de Ugrumov, Olano se queda sin compañeros. El grupo ahora lo componen esos dos corredores, más Zaina, Gotti y Tonkov, siendo Zaina (Carrera) quien marca un ritmo que no deja respirar a Olano y le va asfixiando, hasta que en el Muro de San Mateo se descolgó. Perdió la rueda de sus 4 compañeros hasta ese momento. Ellos no tuvieron problema en alcanzar a los 4 que habían sido cabeza de carrera hasta el momento, mientras que Olano viajaba a menos de medio minuto de sus rivales.
 
En un principio Faustini se quedó con Olano, pero rápidamente este último se quedó en solitario, mientras que por delante, aunque el peso lo llevaban Zaina y Ugrumov, todos colaboraban, salvo Gotti.
 
La diferencia entre Olano y los líderes de carrera estaba estabilizada en los 40 segundos, cuando Tonkov comenzó a relevar de una forma muy dura, haciendo crecer de nuevo la diferencia, aprovechando también que Olano comenzaba a acusar la persecución que había estado haciendo en solitario. A 3 kilómetros de la cima la diferencia había aumentado a nada menos que 1´45´´.

Fue en ese momento cuando Gotti, quien había sido el que más cómodo había realizado la etapa, lanzó un gran ataque, al que respondió solo Tonkov. Ambos se fueron camino de la cima, con el ruso aparentemente cómodo a rueda del italiano. Pero a pocos metros de la cima, el ruso comenzó a hacer gestos extraños. Poco antes de coronar, Tonkov comenzó a hacer unos gestos extraños con las manos, que parecía ser como si estuviera celebrando la victoria en la general, cuando aún quedaban muchos kilómetros para el final de la etapa. Posteriormente en meta dijo que habían sido esos gestos para pedir a los aficionados que se apartasen del camino, no era ninguna celebración.
 
Cruzaron Tonkov y Gotti en cabeza la cima del Mortirolo, con 38 segundos de ventaja con respecto a Ugrumov y Zaina, y nada menos que 2´22´´ con un corredor que se encontraba totalmente solo, Olano.

Se confiaba en que Olano redujese algo la distancia en el descenso, puesto que era un especialista, pero el donostiarra iba totalmente quemado del esfuerzo de la etapa. No consiguió reducir prácticamente nada, y con más de 2 minutos de desventaja, afrontaba los 15 kilómetros de falso llano que conducían a la meta de Aprica.
 
Tonkov y Ugrumov llegaron a Aprica con una sólida ventaja de un minuto con Zaina y Ugrumov, quien había realizado una tonteria, al atacar a 4 de meta a su compañero, quien le cogió rueda rápidamente, y a partir de ese momento no le dio ni un solo relevo. Ese gesto estúpido le costó a Ugrumov el pódium de la carrera.

Gotti ganó la etapa, y Tonkov también entró en meta con los brazos en alto, celebrando la victoria de la general. Ugrumov y Zaina llegaron a 57 segundos del ganador. El siguiente en cruzar la línea de meta sería Olano, quien entraría a 2´52 de Gotti, y salvaría una plaza en el pódium final por solo 3 míseros segundos.


A Olano se le había escapado la maglia rosa de líder de la carrera en la penúltima etapa, pero había conseguido salvar un merecido pódium a base de saber sufrir mucho sobre la bicicleta.


Saludos a todos!!

martes, 10 de enero de 2012

El Paso de Gois

El Paso de Gois es una estrecha carretera, que tiene apenas 4.5 kilómetros de longitud. Esa estrecha carretera sirve para comunicar la Isla de Mourmoutier con el continente, en Francia, y ni siquiera es transitable durante todo el día. Sólo se puede atravesar dicho camino durante unas pocas horas al día, cuando la marea está baja, puesto que cuando esta sube, llega a sumergir dicho camino a una profundidad de entre 1.5 y 4 metros bajo las aguas. Esta carretera no pudo ser construida hasta 1939, y tardó 5 años en construirse, ya que los obreros tenían que los trabajar durante 2 horas 2 veces al día, solo cuando la marea estaba en su punto más bajo.

El Tour de 1999 se presentaba en su salida con la ausencia de un ganador de la carrera. Los últimos cuatro ganadores, por diferentes motivos, no iban a tomar partida en la carrera: Miguel Indurain se había retirado hacía ya casi 3 años; Bjarne Riis acababa de anunciar su retirada para esa temporada; Jan Ullrich se encontraba recuperándose de una caída semanas antes a la carrera, y el último ganador, Marco Pantani se había negado a participar en la carrera tras su expulsión por el positivo del Giro de ese mismo año.
 
Por lo tanto en la salida de la carrera se barajaban muchos nombres como favoritos o como aspirantes a poder llevar el amarillo en París. Posiblemente el candidato que sonaba con más fuerza, al menos en los medios españoles, era Abraham Olano. Otros favoritos de primer nivel también, eran el suizo Alex Zülle o el ruso Pavel Tonkov. Un escalón por debajo se podía situar a Escartín o a Richard Virenque, e incluso al norteamericano Bobby Julich, tercero en la última edición de la carrera.
 
Aunque su nombre era muy conocido, debido a su enfermedad y a haberla superado, Lance Armstrong también sonaba entre los candidatos, aunque con mucha menos fuerza. De hecho, en su país el candidato del que se hablaba era del ya mencionado Julich. Sólo Miguel Indurain, en su crónica para un periódico nacional dio como único favorito al corredor de Texas.

En esa edición del Tour, la carrera iba a afrontar la dificultad del Passage du Gois, un paso que comunicaba la Isla de Mourmoutier con el continente, en la segunda etapa de la carrera. Ese paso estaba situado a más de 90 kilómetros de la meta, y era un paso muy estrecho de unos 4.5 kilómetros, que se lo iban a encontrar los corredores humedecido y con sal en el asfalto, debido a que sólo es transitable unas pocas horas al día, ya que luego la corriente sube y lo deja oculto bajo las aguas.
 
La aproximación a dicho paso no fue excesivamente rápida, ya que aún faltaban muchos kilómetros, más de 90, para el final de la etapa. Pero los nervios fueron haciendo acto de aparición entre todo el pelotón, ya que vieron que la carretera estaba mojada, que era resbaladiza y unido a estos dos factores, la estrechez del recorrido. Es por eso por lo que empezó a haber problemas y el resultado fue que los corredores empezaron a caer al suelo. Unos caían ellos solos por lo resbaladizo, otros por tocar la maneta del freno, y otros más por atropellar a esos primeros corredores que se habían ido al suelo.

El resultado fue que al entrar al Passage el pelotón entró como una unidad, y al salir del mismo se había fraccionado en cinco grupos reconocibles, más corredores sueltos. El primer grupo estaba formado por 15 unidades, entre los que destacaban los nombres de Cipollini, Armstrong, Hincapie, Kirsipuu y Dufaux. Por detrás les fueron alcanzando varios grupitos de corredores, y se formó un gran grupo. Ese grupo fue alcanzado por Olano, quien iba acompañado de hasta 6 compañeros del grupo deportivo ONCE, por lo que no hubo ningún tipo de duda por parte de su director, Manolo Saiz, y les ordenó ponerse en cabeza a tirar, ya que faltaban muchos favoritos en ese primer grupo. ONCE comenzó a recibir la ayuda de hasta tres equipos más, US Postal, Cofidis y Casino.
 
25 kilómetros después del Passage de Gois, en el sprint intermedio de Machecoul la diferencia de ese primer grupo era de 1´10´´, pero en los algo menos de 70 kilómetros de etapa que quedaban hasta la meta de Saint-Nazaire la diferencia se fue disparando con el resto de grupos. En meta vencería el belga Tom Steels, batiendo en la llegada a Kirsipuu o a Cipollini, mientras que el estonio Kirsipuu, gracias a las bonificaciones, arrebataba el maillot amarillo a Armstrong (ganó el prólogo). 70 corredores entraron en el mismo tiempo, y algo descolgados entraron Wesemann (18´´) y Andreu (48´´). Pasaban los minutos y nadie cruzaba la línea de meta, hasta que a los 6 minutos y 3 segundos exactamente cruzaba la línea otro gran grupo. Entre medias, sólo un par de corredores aislados habían llegado a meta. En ese grupo estaba incluido Zülle, del conjunto Banesto.
 
Que el conjunto ONCE se pusiera a tirar, aún cuando sabían que Zülle (antiguo corredor de ellos) y Beltrán se habían caído durante la etapa fue la chispa que hizo prender la llama para una nueva guerra entre los dos conjuntos fuertes de España, el Banesto y la ONCE. Hubo cruces de declaraciones entre ambos directores, acusándose mutuamente, en lo que supuso la fin a la paz momentánea que habían acordado el año anterior, con motivo del Tour del Caso Festina.

Zülle ese año finalizó nuevamente la carrera en la segunda posición del pódium, sólo por detrás de Armstrong. Si bien es cierto que en la general final terminó a más de 7 minutos del norteamericano y que en Gois perdió 6´03´´, no es lo mismo afrontar todas las etapas decisivas (las dos CRI y toda la montaña) empatados a tiempo que empezar con más de 6 minutos de retraso.
 
Esta etapa del Paso de Gois demostró que hay etapas que no te hacen ganar un Tour, pero si las hay que te lo pueden hacer perder. Y no fue únicamente el caso de Zülle (quien además cumplía años ese día), puesto que también Gotti, Belli, Boogerd, Christophe Rinero y Jean-Cyril Robin (ambos Cofidis, junto a Julich, el año anterior fueron como motos), además que para ganarlo no sólo hace falta estar muy atento, sino también tener suerte y no tener percances.





Saludos a todos!!

martes, 3 de enero de 2012

Récord entre bombas

El día 2 de enero es una de las fechas más importantes que existen en el ciclismo, aún a pesar de darse la paradoja de que todavía no haya dado comienzo la temporada de competición. Es una fecha importante, porque en tan señalado día se cumplen dos tristes aniversarios para el mundo del ciclismo. El primero de los aniversarios es el de la retirada oficial de Miguel Indurain del ciclismo, que tuvo lugar, rueda de prensa mediante, en un 2 de enero de 1997. La segunda fecha, mucho más importante, se producía en el año 1960. En tan señalado día de hace ya más de medio siglo, moría uno de los mejores ciclistas de todos los tiempos, el italiano Fausto Coppi, por una malaria mal curada, que había contraído días atrás en África. Es por ello por lo que hoy voy a mencionar una de las muchas hazañas que realizó el gran corredor italiano.

Fausto Coppi había llegado al ciclismo muy joven, cuando apenas contaba con 20 años de edad, pero es que su precocidad nos ha dejado como legado que aún sigue siendo el ciclista más joven en conseguir la victoria en la general de un Giro d´Italia, cuando aún no había llegado a cumplir los 21 años de edad. Todo eso tuvo lugar entre los años 1939 y 1940. Es decir, que eso lo realizó al tiempo que estallaba la II Guerra Mundial. Dicha guerra le cortó varios años de su carrera deportiva, aunque no se vio tan afectado por ella como sin duda le sucedió a Gino Bartali. Y fue estando combatiendo en la guerra cuando tuvo lugar la siguiente gesta.

A finales de octubre de 1942, Fausto se encontraba enrolado en el ejército de su país. Su división se encontraba destinada en el norte de África, combatiendo junto a las divisiones alemanas. Consiguió un permiso de su coronel de un mes de duración, para poder regresar a Italia, tras realizar una gesta militar. Dicho permiso finalmente se vio reducido de 30 a 18 días, debido a la dantesca situación que estaban sufriendo en ese frente sus compañeros.
 
Con el permiso bajo el brazo vuelve a Italia, a Milán y allí se encuentra con un buen amigo suyo del mundo de las dos ruedas, De Benedetti, quien le comenta que él se está preparando para el récord de los 100 kilómetros, y quien le dice que debería plantearse el intentar batir el de la hora, ya que es un récord que puede estar a su alcance. En ese momento Fausto se lo replantea, ya que es el campeón italiano de persecución. Se lo comenta a su director deportivo, Pavesi, y también a su masajista y persona de gran confianza, el ciego Cavanna. Pero hay varios problemas que solventar al respecto; el primero, que sólo dispone de tres semanas para preparar el asalto al récord; el segundo, que el velódromo casi no está disponible, puesto que es usado por los tiradores del ejército para entrenarse. Es por ello por lo que se dedica a entrenar de una forma improvisada, rodando y rodando por las rectas de las carreteras más cercanas al velódromo. Pudo entrenarse finalmente durante 8 días.

El día 7 de noviembre de 1942, Fausto Coppi llega al Velódromo Vigorelli de Milán alrededor de las 7 de la madrugada, con intención de asaltar el Record de la Hora, en posesión del francés Archambaud, conseguido también en Milán. Para intentar lograrlo, realizará la prueba con una bicicleta que usaba un plato de 52 dientes y un piñón de 15 dientes, usando bielas de 171 milímetros, en una bici cuyo peso aproximado era de unos nueve kilos y medio.
 
La situación en la ciudad es complicada, y de hecho una bomba derribó gran parte del techo del velódromo días atrás. Tras estar rodando durante media hora en la pista, comenzaron a caer bombas sobre la ciudad, a lo que el escaso público que había tenido el valor de asistir al acontecimiento, abandonó corriendo el velódromo para buscar refugio. Ante esta situación, Fausto le comenta a la prensa (Gazzeta dello Sport) que en esos momentos con acercarse al anterior récord se dará por satisfecho.

Tras una espera de un par de horas, para habilitar completamente la pista y con la campana sonando constantemente de fondo, para avisar del peligro a los habitantes de Milán, comenzó su aventura Coppi. El comienzo de la prueba fue lento, aunque progresivamente iba mejorando sus registros el gran campeón italiano, pero aún así parecía que no estaba siendo eso suficiente. Cuando llevaba transcurrido la mitad del tiempo, el italiano marchaba nada menos que con un retraso de 95 metros con respecto al anterior poseedor del récord. Fausto siguió con su progresión, de menos a más. A mucho más. Tanto aceleró que llegó a contar con una renta favorable de nada menos que casi 300 metros.
 
Pero fue entonces cuando cuando las fuerzas comenzaron a flaquearle y se comenzó a demostrar que el entrenamiento no sólo había sido insuficiente, sino que también había sido escaso. Fausto estaba perdiendo gran parte de la ventaja con la que había llegado a contar. El final iba a ser muy angustioso, sin saber con certeza si podría batir el récord o si se quedaría un puñado de metros por detrás. Finalmente el italiano demostró una capacidad mental impresionante, y totalmente exhausto cruzó la línea de meta. Había logrado batir a Archambaud por sólo 31 metros. Sus declaraciones nada más cruzar la línea de meta fueron las siguientes:

"El comienzo fue malo, ciertamente la campana sonaba y sonaba. A pesar de la ligereza de mi bicicleta, yo sufría lo indecible para mantener el ritmo. Al cumplirse la media hora mi retraso era, aproximadamente de una línea recta del velódromo. No pensé en nada salvo en rodar mas rápido. Era lo único que cabía en mi cabeza, aturdido como estaba cada vez más por el sonido insoportable de la campana en cada vuelta. En muchos momentos no veía nada, ni siquiera las cifras que se mostraban al paso por meta. No tenía capacidad para contar las vueltas. El sonido de la campana se convertía en un único mundo que iba y venía según el sonido se dejaba sentir mas flojo o mas fuerte en razón de mi proximidad a ella en cada vuelta. Yo ya no sentía la fatiga ante el inmenso dolor que tenía fijo en las piernas. El pecho parecía que iba a estallar, parecía una fragua rugiente y mi cabeza, que apenas percibía el murmullo de mis tubulares de seda sobre la madera del velódromo, únicamente era sensible al repetido sonido de la campana que llegaba a mi como un grito. ¡ Más deprisa, más deprisa, más deprisa.!"


Dicho Récord de la Hora (45.798 metros) estaría vigente nada menos que durante 14 años, hasta que se lo arrebató el quizás mejor contrarrelojista de la historia, Jacques Anquetil, en 1956. No tuvo Coppi tiempo para las celebraciones. Rápidamente, tras terminar la prueba, todos fueron corriendo a refugiarse, puesto que seguían sonando las alarmas. Tampoco tuvo tiempo de festejarlo en casa, puesto que al día siguiente de realizar la hazaña Coppi fue de nuevo embarcado hacia África, para seguir combatiendo en la guerra. Después de varios días de intensos combates, fue hecho prisionero en Trípoli por el ejército inglés y se pasó unos 20 meses en un campo de concentración inglés.
Fausto Coppi no tuvo tiempo de celebrar su hazaña, pero la noticia se expandió rápidamente y fue usada como propaganda de guerra en favor de su país.



Saludos a todos!!