domingo, 28 de agosto de 2011

El misterio de Bottecchia

Ottavio Bottechia era un joven italiano que nació a finales del siglo XIX y trabajó de albañil hasta que aprendió a montar en bici durante la Gran Guerra. Era un hijo del hambre, hasta que emigró de Italia a la vecina Francia, en busca de la gloria que se le había resistido en su país natal. Aprendió a montar en bici ya que él combatía en el frente austro-italiano, y su cuerpo de infantería se desplazaba en bicicleta para transmitir los mensajes desde el frente al Estado Mayor.

Aunque ya mayor, al terminar el gran conflicto, con 27 años se dedicó de manera profesional a la bicicleta, obteniendo rápido numerosos éxitos. No solo fue tardía su afición a la bicicleta, sino que también aprendió siendo ya profesional a leer. Y sus ideas no sentaron muy bien en su propio país, al que acababa de llegar al poder Mussolini, por lo que le fue vetada su participación en el Giro, y tan solo pudo correr la edición de 1923.
 
Con una gran participación en dicho Giro, pues finalizó 5º, se propuso a sí mismo metas mayores, como el Tour. Al de ese año fue a apoyar a compañeros suyos de equipo, pero una etapa memorable donde se hizo con el liderato le aupó a ser el jefe de filas. Finalmente pisó el segundo puesto del pódium, pero a más de media hora del ganador.
 
Los dos años siguientes, eso sí, el Tour fue suyo. Dominó ambas ediciones con mano de hierro, obteniendo nada menos que 8 triunfos parciales y la victoria en ambas ediciones en la etapa inaugural y la final. Pero en 1926 no pudo repetir dicho éxito, aunque ya había quedado para la historia, puesto que había sido el primer italiano en lograr la ronda gala.
 
Unos meses después de su abandono en el Tour del 26, motivo por el cual no ganó la carrera, murió su hermano pequeño (eran 9 hermanos), atropellado por un coche. Y poco después llegó el gran misterio.

Fue encontrado un 3 de junio de 1927 en el borde de un viñedo totalmente inconsciente. Durante 12 días estuvo agonizando en el Hospital de Gemona, hasta que el día 15 finalmente terminó falleciendo. Se llegó a decir que fue encontrado inconsciente debido a ser víctima de una fuerte insolación. Sin embargo había varias cosas que no encajaban, como la posición de su cuerpo y el de la bicicleta a unos cuantos metros de él. Hubo gente que llegó a afirmar que debido a sus opiniones radicales en contra de lo que sucedía en su país pudo ser lo que le costase la muerte. Pero finalmente los médicos dieron como versión oficial la fuerte insolación, acabando con las sospechas de asesinato... al menos por el momento.

Pero 20 años después, cuando el tema ya estaba olvidado, este volvió a ser actualidad. Al parecer, en su lecho de muerte, el dueño de la viña donde fue encontrado Bottecchia, hizo llamar a un cura para confesarse. Fue en esos momentos cuando le narró aquel trágico suceso, porque al parecer le mató por encontrase al ciclista comiéndose sus uvas. Se acercó por la espalda al italiano y le dio con un bastón en la nuca.
 
Como el cura no podía faltar al secreto de confesión, la investigación no fue reabierta hasta la muerte del campesino, y fue entonces cuando la policía descubrió que el campesino conocía a Bottecchia, y que al parecer el crimen fue por motivos de celos.

Pero aunque esta parezca la versión más próxima a la realidad sobre la muerte del excelente ciclista, los motivos que envuelven su muerte siguen siendo un auténtico misterio, aunque hayan transcurrido más de 80 años desde su muerte, y siguen sin ser nada claros aún los motivos por los que murió a manos de un conocido suyo, y que celos le llevaron a cometer dicho asesinato al campesino.


saludos a todos!!!

domingo, 14 de agosto de 2011

El día de la bestia

Hace 15 años, en 1996, cuando las esperanzas españolas en el Tour de Francia recaían únicamente bajo las piernas de Miguel Indurain, hizo su aparición un jovencísimo chico alemán, de 22 años, que parecía que dominaría aquella carrera durante la siguiente década. Aunque no ganó aquel año la carrera, dio muestras de su más que sobrado potencial en la carrera más prestigiosa del ciclismo mundial. Ese ciclista no podía ser otro que el alemán del equipo Telekom, Jan Ullrich.
 
Justo un año después, con un Indurain ya retirado, las esperanzas españolas se acumulaban ahora bajo la responsabilidad de Abraham Olano, curiosamente también su sucesor en el Banesto. Pero se cruzó también en su camino el mismo chaval que había comenzado a cavar la tumba de Miguelón, aunque terminara enterrándolo su compañero Riis.

Pues en ese mismo año de 1997, tuvo lugar una etapa en la que se presentó en sociedad esa bestia de Alemania del Este. En esa etapa se iban a afrontar subidas a puertos como el de Envalira, el de Ordino o la subida final hasta Andorra, por Arcalís.

En las primeras rampas del puerto de Envalira ya directamente se descolgaba la gran esperanza hispana, Olano. Algo más adelante, en el paso por el desvío del col de Puymorens la diferencia del grupo delantero, de 26 unidades, comandado siempre por Stephens era de 35" sobre un numeroso grupo donde marchaban Olano y el líder Vasseur. Ya no se es que se descolgara Olano en las duras rampas del Tourmalet. Lo hacía ahora en las suaves y asequibles rampas, para su forma de correr, del Envalira. Y lo hacía perdiendo la rueda de un grupo nada menos que de 26 unidades, muchos de ellos sin caché ninguno. Cuando se acercaba el grupo de cabeza a las inmediaciones de Pas de la Casa, la distancia había aumentado hasta el 1´10´´. La distancia siguió en aumento hasta la cima, donde las cámaras fijas cogieron el paso del grupo de los Banesto y del líder a 1´47´´ del grupo cabecero.

Aún a falta de dos puertos y de nada menos que 53 kilómetros a meta, Olano estaba eliminado de la carrera. Pero, tal y como sucedió el día anterior, le perdonaron la vida. Igual que fue sucediendo durante toda la carrera. De otra forma no se puede entender sino que el de Irún finalizase 4º en el Tour.
 
El grupo levantó el pie, lo que a final del descenso de Envalira casi había permitido a Olano y su grupo atrapar al grupo que le precedía. Y fue el momento en el que empezó el puerto de Ordino.
Durante unos instantes la carrera se volvió loca, con Virenque atacando y Ullrich saliendo con una falicidad pasmosa a su rueda. Esto propiciaba que Olano volviera a quedarse descolgado de nuevo. Pero volvieron a levantar el pie y perdonar al de Banesto. Por detrás, a un minuto aproximadamente, viajaba el líder Vasseur, quien jugándose el pellejo, conseguía enlazar con el grupo de favoritos (Dojwa marchaba en solitario en cabeza con medio minuto de ventaja), tras estar persiguiéndolos desde el puerto anterior.

Mientras que en el pelotón, tras el descenso de Ordino había un parón, llegó el bueno de Vasseur y con un par de narices, decidió atacar al resto de sus indolentes y dubitativos compañeros de pelotón. Poco después le siguió gente como Camenzind, pero entre los favoritos ya se estaban preparando para lo que sucedería unos instantes después. Había llegado el momento clave de la etapa, y por ende, también de la carrera.

Durante innumerables semanas antes de la carrera, y durante la primera semana de la misma, el último vencedor del Tour, el danés Bjarne Riis, se puso a reclamar sus derechos sobre el liderazgo de su equipo, el Telekom, donde compartía equipo con el deslumbrante talento alemán Jan Ullrich. Hubo cuantiosas discusiones entre el danés y unos directores que hasta entonces con la boca pequeña y a partir de ese momento con todas las consecuencias, apoyaban al joven talento ante el último ganador. Curiosamente en este disputa entre el equipo y Riis, el único que no tomó partido fue Ullrich. Precisamente gracias a su nobleza, el danés no fue eliminado de la disputa de la general el día anterior e incluso en esta, ya que se limitaba a intimidar a los Festina, sin proseguir ninguno de los ataques de estos. Pero el respeto a la jerarquía del alemán duró hasta las primeras y más duras rampas de Arcalis. En ese momento fue cuando un Jan con mejores piernas decidió poner las cosas en su sitió. Desató con su ataque el "día de la bestia".

Nada más iniciarse las primeras rampas del puerto, las más duras, Ullrich se dirigió a su coche para pedir libertad para atacar. El coche del director accedió a su petición y tras eso se puso en cabeza. Un primer acelerón fue respondido por Casagrande. Un segundo acelerón, y definitivo, solo fue respondido por Virenque, aunque la respuesta solo duró unos pocos metros. Rápidamente dio caza Ullrich a los Camenzind, Dojwa o Vasseur y se puso en cabeza de carrera.
 
Por detrás Pantani enlazó con Virenque, pero su alianza fue en vano, porque la bestia que hasta ese momento estaba dormida, había despertado. El alemán pedaleaba agarrando las manetas de freno, con una gran velocidad y quizás un poco atrancado con el desarrollo. La distancia entre él y el duo perseguidor no hizo más que subir y subir, hasta que fueron entrando todos por la línea de meta. Nada menos que 1 minuto y 8 segundos de retraso acumularon Pantani y Virenque. Casi un minuto más empleó Casagrande. Con más de otro minuto más de retraso hizo su entrada en meta el otrora jefe de filas de Jan, Bjarne Riis. A 3´45´´ nada menos se iba la distancia con Olano y su grupo o hasta casi los 8 minutos con el anterior líder, Vasseur.
 
Ullrich había provocado una autentica carnicería, y además en el terreno en el que teóricamente era más vulnerable, la alta montaña. Todavía quedaban 2 etapas contra el reloj, y parecía que ya había sentenciado la carrera en su favor, ya que aventajaba a Virenque en la general en 2´58, a Olano en 4´46´´ y al 4º y último ganador de la ronda, Riis en 4´53´´. Una autentica pasada para una sola etapa de montaña, sin olvidar que además, este no era su punto fuerte.

Todo esto hacía presagiar un dominio futuro similar al que realizó en su momento Merckx, pero por diferentes motivos, casi todos culpa del propio alemán, jamás volvió a alzar los brazos victorioso en París.


Saludos a todos!!