viernes, 15 de julio de 2011

En recuerdo de Pantani

Hoy voy a contar una historia que contó con motivo del sexto aniversario de la muerte del Pirata, Marco Pantani, una persona que compartió algún entrenamiento con él cuando apenas era un amateur en esto del ciclismo. El ciclista, por aquel entonces amateur, José Almagro, compartió algún entrenamiento y también la anécdota que ahora voy a contar con el Pirata. Posteriormente José ha pasado al profesionalismo, pero en Duathlón y Triathlón, con diferente éxito. Dicho homenaje que le profesó José a Marco, poco tiene que ver con las circunstancias de su muerte o con su trayectoria deportiva, sino que más bien diríamos que se trata de una "batallita", ocurrida en el año 2003:

En el año 2003, último en que compitió Marco Pantani, José Almagro tenía tan solo 22 años y corría en el equipo Alcosto amateur, el cual era un filial del Relax Fuenlabrada en aquel momento. Habitualmente salía a entrenar con Rafael Macarrón, quien posteriormente pasaría a formar parte del Spiuk-Extremadura como profesional y con Daniel Clavero. Dani en aquel año fue corredor del Mercatone Uno, por lo que era compañero del "Pirata".

En aquellos momentos, Marco ya no era aquel pirata que destrozaba a sus rivales en cuanto la carretera indicaba una pendiente, sino que estaba recuperándose aún física y sobre todo anímicamente de la expulsión en el penúltimo día de un Giro 99 que tenía ganado.
 
En Italia, a causa de ese suceso, era víctima de un acoso mediático que no supo llevar bien, y aparte, que fue lo que más le hundió, un acoso por parte de la justicia como jamás se ha visto en ningún otro profesional del deporte. Ante esa situación, su amigo Dani Clavero, uno de sus grandes apoyos en ese último año de profesional, le recomendó que se fuese con el a Las Rozas (Madrid) para dejar de lado toda esa persecución mediática.

Con gran sorpresa, un día de ese invierno-primavera de 2003, tanto José como Rafael fueron a recoger a Dani, el cual ese día iba a salir acompañado de su compañero de equipo, Pantani. Los dos chavales estaban estupefactos ante tan grata compañía. Durante la primera hora de esa salida, tan solo tiraron de la grupeta ambos Mercatone, haciendo una buena media de velocidad. A partir de la segunda hora, Marco les pidió a los amateurs que también entrasen al relevo, pero que no bajasen el ritmo. Y ambos tiraron, tal y como dice José, con dos cojones, para complacer a Pantani.

A la semana siguiente Dani, el cual se encontraba enfermo llamó a José para decirle que acompañaran a Pantani, que quería hacer un poco de fondo en carretera, y que como él se encontraba enfermo, no podría salir con el pirata, y no quería dejarle solo. Marco le dijo a su compañero de equipo que si salía con alguien, era solo con José, que le había gustado cuando fueron juntos el otro día.
 
Evidentemente eso dejó estupefacto a José, quien iba camino a la Universidad, pero que se volvió ante esa oportunidad. Un chaval de 22 años saliendo a sacar a entrenar en solitario nada menos que con Marco Pantani. Finalmente no fueron en solitario, ya que a mitad del recorrido se encontraron con una grupeta, mezcla de amateurs y profesionales, entre los que había gente del Kelme o del Paternina. Subiendo el puerto de la Cruz Verde toda la gente de esa grupeta intentaba lucirse ante su ilustre compañero, cuando de repente, José, el chaval que había sacado a entrenar a Marco, pinchó la rueda trasera.

Nadie se percató, o al menos nadie se paró a echarle una mano. Pantani, el cual seguro no se había enterado, también siguió adelante. Un día lluvioso y muy ventoso, y el pobre José debería reparar el pinchazo y volver en solitario, cuando, de repente en el horizonte vuelve a aparecer el Pirata. Llega a la altura de José y le pregunta que por qué no le avisó que había pinchado. José le pide que él siga con el entreno, que no se vaya a quedar frio, cuando Marco se niega a irse y se pone también a mancharse las manos, arreglando ambos así el pinchazo. Al tiempo, iba criticando la actitud de los compañeros de grupeta que habían compartido, y que no quería volver a verlos el pelo.

Terminaron ambos haciendo una jornada de unas 6 horas y 180 kilómetros, haciendo un parto a tomar unos refrescos en El Escorial. José dejó en la puerta de la casa de su amigo Dani al Pirata y se marchó a la suya.
Al rato, recibe una llamada de Dani Clavero al móvil, que si iba todo bien, que Marco no había vuelvo a casa. Evidentemente José se quedó de piedra, ya que le había dejado en la puerta. Al rato, recibió otra llamada de Dani, que no pasaba nada, que Marco se había ido a completar unos cuantos kilómetros más y a hacer un test en forma de subida.


Saludos a todos!!

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