lunes, 25 de julio de 2011

La ascensión de Bahamontes

En el año 1952 se comenzó a escribir en el Tour de Francia la leyenda de un puerto, produciéndose ese año su primera ascensión. Ese puerto era nada menos que el Alpe D´Huez. Pero, a la par, en el Macizo Central Francés se produjo también ese año una novedad en la carrera, se subiría, también por primera vez, el Puy de Dôme. El ganador en ambas cimas en aquella su primera ascensión no fue otro que il campeonissimo Fausto Coppi, quien ese año realizó una demostración y arrasó en la carrera, consiguiendo nada menos que ganar 5 etapas, y aventajar al segundo clasificado de la general en casi media hora.

Quizás, en una primera impresión, para el aficionado no sea un puerto muy reconocible, ni por su fama ni por su dureza. Pero eso es porque no se le ha publicitado tanto como a otras cimas míticas de la carrera francesa, o quizás porque no se puede obtener la misma dureza previa en una etapa que finalice ahí que en otra que lo haga en los Alpes o en Pirineos. Dicho puerto está abierto a carreras profesionales, pero no así a cicloturistas, por la peligrosidad de su descenso.

Pero para los mayores conocedores de este deporte si se hacen varias menciones, seguro que no se puede volver a olvidar ya de este puerto, ni de lo que significa. En ese puerto tuvo lugar una etapa mítica y maravillosa, que pudo haber cambiado para siempre el ciclismo.
 
En 1964 obtuvo la victoria el fantástico escalador Julio Jiménez y fue secundado por Bahamontes, obteniendo así un doblete español. Pero lo que quedó para la leyenda fue la disputa, por la general de la carrera, entre el popular entre su público, Poulidor, y el campeón Anquetil. En la cima Poulidor solo fue capaz de recortar 43 de los 57 segundos que necesitaba para vestirse de amarillo aquel día, por lo que no pudo vestirse de amarillo. Y jamás se vistió así.

Pero sobre todo será recordado dicho puerto por el puñetazo que recibió Eddie Merckx en el ascenso al mismo en 1975, peleando con el corredor local Thevenet el que podría ser su 6º Tour de Francia. Ese puñetazo de un fanático del galo terminó de hundir a un Merckx que ya estaba pasando sus apuros por ganar dicha carrera y que finalmente no hizo.
 
Definitivamente se puede decir que ese puerto había entrado con letras de oro en la leyenda de la carrera, ya que había cambiado nada menos que en dos ocasiones la historia.

Pero habría una tercera vez. Una tercera vez que, por cronología, sería la primera vez. Esta primera vez iba a ser en el Tour de 1959, el Tour que ganó Bahamontes, y precisamente iba a ser el quien protagonizase un hecho inolvidable en el Puy de Dôme. Tanto es así que por muchos especialistas es considerado como la mejor ascensión de un ciclista a un puerto en esa carrera, y solo equiparable a la que tuvo lugar 10 años después por parte de Merckx en Las Tres Cimas de Lavaredo (Giro de Italia).

Allí se iba a diputar por primera vez una cronoescalada en el Tour, y a priori el gran favorito sería el ganador de la carrera el año anterior, Charly Gaul. Era una crono muy corta, de tan solo algo más de 12 kilómetros, todos ascendentes salvo un corto tramo inicial de llano. Uno a uno fueron tomando la salida todos los grandes de la carrera; Gaul, Anquetil, Rivière, Bahamontes o el campeón del mundo, Baldini. Durante la ascensión sorprende ver la facilidad con la que Bahamontes (dorsal 81) dobla a la gran esperanza francesa para el futuro, Rivière (nº 71). Fue una forma de doblar casi insultante, puesto que el español iba cómodamente sentado sobre su bicicleta mientras que el galo daba auténticos chepazos para subir.
 
De la ultima rampa, una auténtica pared de 700 metros casi al 16% de desnivel, hay que destacar que mientras los rivales sufrían, Federico la subía sin ir al máximo de sus posibilidades. La prueba fue que al cruzar la línea de meta, mientras todos los corredores pasaban por problemas físicos, el español se fue andando tranquilamente. Otro de los habituales regodeos del toledano, como aquel día que se tomó un helado en la cima de un puerto.
 
Pero ahí no estuvo lo más sangrante de la etapa. Lo peor para todos sus rivales fue al llegar a meta. Bahamontes completó el recorrido con un tiempo de 36 minutos y 15 segundos, superando en más de un minuto y medio a Gaul y en casi 4 nada menos que a Anquetil. Ya hemos dicho que también dobló a Rivière, por lo que a este también le alejó a un mundo. Aún así tuvo que esperar dos días más para vestirse de líder, puesto que aquel día aún no lo hizo, correspondiendo el honor a Hoevenaers.
 
Fue tanto el miedo que le cogieron a Bahamontes tras esta autentica exhibición que jamás, según cuenta él siempre, le pusieron otro final en alto en el Tour en los años en los que podía pelear por la general (en 1964 hizo pódium con 36 añitos).



Saludos a todos!!

viernes, 15 de julio de 2011

En recuerdo de Pantani

Hoy voy a contar una historia que contó con motivo del sexto aniversario de la muerte del Pirata, Marco Pantani, una persona que compartió algún entrenamiento con él cuando apenas era un amateur en esto del ciclismo. El ciclista, por aquel entonces amateur, José Almagro, compartió algún entrenamiento y también la anécdota que ahora voy a contar con el Pirata. Posteriormente José ha pasado al profesionalismo, pero en Duathlón y Triathlón, con diferente éxito. Dicho homenaje que le profesó José a Marco, poco tiene que ver con las circunstancias de su muerte o con su trayectoria deportiva, sino que más bien diríamos que se trata de una "batallita", ocurrida en el año 2003:

En el año 2003, último en que compitió Marco Pantani, José Almagro tenía tan solo 22 años y corría en el equipo Alcosto amateur, el cual era un filial del Relax Fuenlabrada en aquel momento. Habitualmente salía a entrenar con Rafael Macarrón, quien posteriormente pasaría a formar parte del Spiuk-Extremadura como profesional y con Daniel Clavero. Dani en aquel año fue corredor del Mercatone Uno, por lo que era compañero del "Pirata".

En aquellos momentos, Marco ya no era aquel pirata que destrozaba a sus rivales en cuanto la carretera indicaba una pendiente, sino que estaba recuperándose aún física y sobre todo anímicamente de la expulsión en el penúltimo día de un Giro 99 que tenía ganado.
 
En Italia, a causa de ese suceso, era víctima de un acoso mediático que no supo llevar bien, y aparte, que fue lo que más le hundió, un acoso por parte de la justicia como jamás se ha visto en ningún otro profesional del deporte. Ante esa situación, su amigo Dani Clavero, uno de sus grandes apoyos en ese último año de profesional, le recomendó que se fuese con el a Las Rozas (Madrid) para dejar de lado toda esa persecución mediática.

Con gran sorpresa, un día de ese invierno-primavera de 2003, tanto José como Rafael fueron a recoger a Dani, el cual ese día iba a salir acompañado de su compañero de equipo, Pantani. Los dos chavales estaban estupefactos ante tan grata compañía. Durante la primera hora de esa salida, tan solo tiraron de la grupeta ambos Mercatone, haciendo una buena media de velocidad. A partir de la segunda hora, Marco les pidió a los amateurs que también entrasen al relevo, pero que no bajasen el ritmo. Y ambos tiraron, tal y como dice José, con dos cojones, para complacer a Pantani.

A la semana siguiente Dani, el cual se encontraba enfermo llamó a José para decirle que acompañaran a Pantani, que quería hacer un poco de fondo en carretera, y que como él se encontraba enfermo, no podría salir con el pirata, y no quería dejarle solo. Marco le dijo a su compañero de equipo que si salía con alguien, era solo con José, que le había gustado cuando fueron juntos el otro día.
 
Evidentemente eso dejó estupefacto a José, quien iba camino a la Universidad, pero que se volvió ante esa oportunidad. Un chaval de 22 años saliendo a sacar a entrenar en solitario nada menos que con Marco Pantani. Finalmente no fueron en solitario, ya que a mitad del recorrido se encontraron con una grupeta, mezcla de amateurs y profesionales, entre los que había gente del Kelme o del Paternina. Subiendo el puerto de la Cruz Verde toda la gente de esa grupeta intentaba lucirse ante su ilustre compañero, cuando de repente, José, el chaval que había sacado a entrenar a Marco, pinchó la rueda trasera.

Nadie se percató, o al menos nadie se paró a echarle una mano. Pantani, el cual seguro no se había enterado, también siguió adelante. Un día lluvioso y muy ventoso, y el pobre José debería reparar el pinchazo y volver en solitario, cuando, de repente en el horizonte vuelve a aparecer el Pirata. Llega a la altura de José y le pregunta que por qué no le avisó que había pinchado. José le pide que él siga con el entreno, que no se vaya a quedar frio, cuando Marco se niega a irse y se pone también a mancharse las manos, arreglando ambos así el pinchazo. Al tiempo, iba criticando la actitud de los compañeros de grupeta que habían compartido, y que no quería volver a verlos el pelo.

Terminaron ambos haciendo una jornada de unas 6 horas y 180 kilómetros, haciendo un parto a tomar unos refrescos en El Escorial. José dejó en la puerta de la casa de su amigo Dani al Pirata y se marchó a la suya.
Al rato, recibe una llamada de Dani Clavero al móvil, que si iba todo bien, que Marco no había vuelvo a casa. Evidentemente José se quedó de piedra, ya que le había dejado en la puerta. Al rato, recibió otra llamada de Dani, que no pasaba nada, que Marco se había ido a completar unos cuantos kilómetros más y a hacer un test en forma de subida.


Saludos a todos!!

martes, 12 de julio de 2011

Pero el futbol sigue intocable...

El 11 de julio del año 1998 comenzó el Tour de Francia de ese año. Aquel mes de julio fue el principio del fin del ciclismo. Hasta ese momento los ciclistas eran considerados como poco menos que superhéroes. A partir de ese momento comenzaron a ser considerados como una lacra de la sociedad, unos drogadictos. Comenzó el ciclismo a perder audiencia de una forma escandalosa, de la que todavía no se han recuperado del todo. También cayeron, con los años, muchos patrocinadores, sin aparecer unos nuevos, que mantuvieran las estructuras anteriores.
Ese Tour comenzaba de manera muy convulsa, puesto que unos días antes había sido detenido el masajista belga Willy Voet, del equipo Festina de Richard Virenque (2º el año anterior). Fue detenido transportando en su coche 250 dosis de EPO y más de 100 de anabolizantes. Seguramente lo habitual que llevaban los equipos en esa época, que tenía una cultura equivocada y diferente de la actual, con respecto al dopaje. Se dice que fue detenido por un chivatazo proveniente de otro equipo francés, sin conocerse el nombre, el cual tenía envidia del éxito con el que gozaba el Festina, además de las estrellas que reunía en su equipo; Zülle, Virenque, Dufaux, Brochard...

Durante todo ese mes se sometieron a los ciclistas a numerosos registros en sus hoteles, a los equipos, con sus vehículos... y se produjo la detención de todo el equipo Festina y el testimonio bajo una gran presión policial de alguno de sus corredores. Se produjeron más detenciones, por supuesto, entre ellas la de Nicolás Terrados, en aquel momento, médico del grupo deportivo ONCE.
 
La detención de Nicolás se produjo, inicialmente, por introducir sustancias dopantes en Francia, pero posteriormente el juez dictaminó que tan solo estaba introduciendo en el país galo medicamentos extranjeros en Francia sin autorización administrativa. Y es que en Francia está prohibido introducir medicamentos extranjeros sin dicha autorización, y en ello se basaron para realizar la gran cantidad de registros que se realizaron durante la disputa de aquel Tour. A la sazón, esos 4 medicamentos fueron: Celestone, Prednisona, Couldina y Ventolín, productos todos ellos que darían positivo si los toma un ciclista. Para evitar que se considerasen productos dopantes, se entregaron al juez que llevaba el caso los certificados médicos de los miembros del equipo que necesitaban de esos productos.
 
Entre las sustancias requisadas por la gendarmería, no se encontró EPO ni otras sustancias ilegales, pero se usó en contra de Terrados las declaraciones que Zülle realizó a la policía, en las que dijo que no solo había tomado EPO en ese último año en Festina, sino que también en los 4 anteriores. Años en los que perteneció a la ONCE de Manolo Saiz.
 
Con todos estos motivos, al que se suma el tener que abonar 1 millón de pesetas por importar esos medicamentos, y entre los que se encuentra su detención con productos sospechosos de dopaje (aunque el juez no los considerase como tal), sin ninguna duda con la actual sombra de sospecha que hay sobre el ciclismo, cualquier persona diría que el doctor Terrados dopaba a los ciclistas del equipo al que pertenecía, la ONCE.

Pues bien, actualmente, cuando han transcurrido 13 años de aquel escándalo del Caso Festina, y cuando ya nadie se acuerda de la asociación de su nombre a la medicina deportiva, justo en el mes de julio, casualmente, se ha conocido que el doctor Nicolás Torrados pasa a colaborar, de forma externa y como fisiólogo con el Sevilla FC de José María del Nido y Marcelino García Toral. Con este último lleva colaborando nada menos que desde el año 2006.
 
Aparte de este nuevo trabajo que le ha surgido en Nervión, este médico es especialista en medicina deportiva, director del centro regional de medicina deportiva del Principado de Asturias, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, a lo que añade el hecho de ser colaborador del Comité Olímpico Español, nada menos. También su nombre ha sido asociado en otros momentos al FC Barcelona, aunque esto último no está totalmente demostrado.
 
Una persona que debería estar alejada del deporte por su escándalo en el Caso Festina (llevaba productos dopantes, aunque no ilegales, cosas de la vida), tiene nada menos que 2 colaboraciones al más alto nivel deportivo, una con un gran club de fútbol de la 1º división y con el propio COE. No olvidemos que hay Olimpiadas el año próximo.

Pues bien, mientras que unos son considerados como unos drogadictos, unos tramposos, como la lacra de la sociedad, mientras que se juegan la vida a cada momento; los ciclistas; otros son tratados como héroes, a los que se les paga millonadas, se les perdona todo, hasta la mala educación; especialmente los futbolistas. Y todos son tratados por las mismas personas: Terrados, Eufemiano Fuentes... De este último recordemos sus colaboraciones con R. Sociedad, Betis, R. Madrid, Barcelona...

Pero, eh, que no, que en el futbol no hay dopaje, que eso es exclusivo del ciclismo.


Saludos a todos!!

domingo, 10 de julio de 2011

El sueño sin cumplir de Vinokourov

Hace mucho tiempo, el primer día del mes de julio de 2006, el equipo Astana de Vinokourov, Contador y Beloki, entre otros, fue excluido de la carrera debido a la famosa Operación Puerto.
 
En aquel momento se rompía el sueño de un kazajo, Vinokourov, que quería ser el portador del maillot amarillo de líder del Tour de Francia. Dicho sueño se había dado cuenta que le era posible alcanazarlo en 2003, cuando terminó en el pódium de dicha carrera. Para 2004 no pudo pelear por cumplir el sueño por una caída unas semanas antes del Tour, que le impidió disputarlo, y en 2005 todavía se extendía el dominio de Armstrong, que alcanzaba su último Tour victorioso, luciendo el maillot de líder nada menos que 17 días. Solo Zabriskie lo lució también en aquel Tour, antes de su caída en la CRE de la 4ª jornada.
 
Todo eso tuvo lugar mientras corría en el T-Mobile, cuando corría bajo la siempre alargada, por no decir que eterna sombra de Ullrich, y, en menor medida, del otro hijo prodigo del equipo y de Alemania, Andreas Klöden. Ese fue uno de los motivos por los que para 2006 acudió a la llamada de Manolo Saiz, para liderar en el Tour a su Liberty Seguros, mientras seguía cociéndose la figura de un, por aquel entonces, jovencísimo Contador. Pero los problemas de la ya mencionada Operación Puerto propiciaron el abandono del patrocinador, dejando con el culo al aire a todos sus corredores y equipo de trabajo. Fue entonces cuando Vino acudió al gobierno de su país, Kazajistán, para conseguir un patrocinador fuerte para un equipo con ansias de ganar la carrera francesa.

Pero en ese 2006, como comentaba, no se pudo cumplir el sueño de Vino, que ni pudo participar en la carrera francesa. Eso sí, luego bien que pudo desquitarse el mal sabor que le quedó en julio, ya que participó y ganó en la Vuelta a España, por delante de Valverde y de su compañero, Kashechkin.
 
Para 2007 acudía al Tour como el gran favorito a la victoria final, tras las retiradas de Armstrong, Ullrich y las sanciones de Basso y Mancebo, entre otros corredores, además de haber fichado como gregario suyo a Klöden. Y como no, tampoco pudo cumplir su sueño. Primero por una caída, que le hizo alejarse algo de la general y le dejó con más de 20 puntos en cada rodilla, y días después, tras haber ganado 2 etapas, se conoció un positivo el día de la primera victoria. Por lo tanto, no solo se anulaban sus victorias, sino que era expulsado de la carrera y debería cumplir la correspondiente sanción de 2 años. Esto le eliminó tanto para la edición de 2008, para la que también fue eliminado su equipo (que tenía a Contador, Klöden y Leipheimer) y la de 2009. Ante esta sanción, anunció su retirada, pero se lo pensó 2 veces y dijo que volvería, para demostrar su inocencia. Y bien que se lo agradecimos los aficionados.

Eliminado de esas dos ediciones, puesto que su sanción vencía casi en agosto de 2009, volvió a la competición con su equipo, Astana, y volvía a correr la Vuelta a España. La disputó sin pena ni gloria, retirándose en la etapa 13, sin dar muestras de su anterior carácter combativo. Pero eso no era más que un calentamiento para lo que nos iba a deparar el año siguiente, el 2010. En él se iba a presentar en el Giro de Italia, el cual iba a finalizar en 6ª plaza, aunque lejos del vencedor Basso, pero habiendo lucido durante varias etapas la maglia rosa de líder. Por lo tanto, ya había sido líder en Italia y en España, pero no así en Francia, su sueño. Y compartir equipo con el mejor corredor de grandes vueltas del momento, Contador, no iba a facilitar el cumplir su sueño, puesto que estaba supeditado, aunque con cierta libertad, a lo que hiciera y mandase el español. Así pues, cerró otra temporada sin poder enfundarse el amarillo.

Con ese sueño incumplido se presentaba en este 2011, el que iba a ser su último año en activo, antes de asumir un cargo en la dirección de su equipo. Ya sin Contador en su equipo, el era el líder indiscutible, y se iba a hacer y deshacer todo a su antojo. Toda la temporada estaba enfocada a lucir, por fin, el dichoso amarillo, mostrando alguna pincelada de su calidad en algunas carreras, como la Dauphine Libere, en la que llegó a ser líder, y terminó en el pódium.

En este su último Tour, estaba completando una gran carrera, estando a menos de un minuto del líder, Hushovd. En la 8ª jornada lanzó un ataque, que quedó finalmente en nada, de los que nos tenía acostumbrados. Levantó a los aficionados del sofá, y puso en jaque a todo un pelotón. Finalmente fue neutralizado por el pelotón de favoritos, pero sin duda se llevó el aplauso y reconocimiento de los medios y de la afición. Pero seguía sin vestir de amarillo, y para ello había lanzado ese durísimo ataque. Hasta el 10 de julio, la etapa siguiente. En ella, a 96 kilómetros de meta, en una mala curva, se iban al suelo numerosos ciclistas, entre ellos Van der Broeck, Zabriskie, Millar y él mismo. En la caída Vino se rompía el fémur. Esta lesión le supone, salvo milagro, decir adiós a la presente temporada, y debido a su propio anuncio, nos supone su adiós del ciclismo.

Es un triste adiós, más si cabe, que el de 2007, cuando dio positivo, puesto que este es por una lesión nunca deseada. Ojala que se replantee, como ya lo hizo hace 4 años, su idea de retirarse, porque un campeón, como él, debe retirarse encima de la bicicleta, y no abandonando en camilla camino de un hospital la carrera de la que él algún día hizo su sueño, un sueño que no ha podido cumplir.

La imagen superior refleja plenamente el carácter del corredor kazajo, siempre al ataque. Muchas veces un quiero y no puedo, como anteayer 9 de julio, pero siempre al ataque.




saludos a todos!!

lunes, 4 de julio de 2011

Frank Vandenbroucke

Pocos meses después de la última victoria en el Tour de Francia de Eddie Merckx, en 1974, nacía en la tierra de este, Bélgica, alguien que daría mucho que hablar a finales de los años 90 en el mundo del ciclismo. Su primera aparición fue con apenas 19 años, en el equipo de su tío, el Lotto. Realizó un gran Tour del Mediterráneo y acudió a los Campeonatos del Mundo en representación de su país. Ya comenzaba a ser tildado como el nuevo Eddie Merckx. Y ya había profetizado que ganaría un Tour de Francia, con tan solo 20 años.
 
Las siguientes navidades, las del inicio de la temporada 95, le supusieron la ruptura con su familia, puesto que cambió el equipo de su tío, el Lotto, por el todopoderoso equipo italiano, el Mapei. Reunía de esta forma el Mapei un equipazo para los primeros meses de temporada, con Mussew, Tafi... y la joven promesa, que también será conocido como VDB. Ese primer año en Mapei no fue muy positivo, aunque consiguió alguna victoria de renombre.

Fue ya en 1996 cuando terminó de explotar la joya belga. Obtuvo la victoria de la general del Tour del Mediterráneo, además de obtener un mayor número de victorias que en los dos años anteriores. Pero fue ya en 1998 cuando comenzaron sus exhibiciones sobre la bicicleta. Destrozó al equipo ONCE en la París-Niza, equipo que había ganado las anteriores ediciones de la carrera. Y no solo los venció, sino que dio la impresión de que los ganaba yendo con el freno de mano echado, que su temporada estaba enfocada al mes de abril. Además de haberla ganado sin equipo, puesto que sus compañeros, gente como Mussew, jamás daban una pedalada en favor de alguien que no fueran ellos, menos aún para un chaval maleducado.
 
Esa exhibición de Frank en la París-Niza no solo fue en la carretera, sino también de cara a los medios. Era un chaval descarado, imprudente y sobre todo, con una suficiencia casi insultante para los rivales.
 
Entre carrera y carrera se filtraban a la prensa sus juergas, sus contactos con el alcohol, con las mujeres... a la prensa le vino como agua de mayo. Ganaba y encima les daba escándalos, titulares asegurados. Lo mejor de todo, parecía que ganaba como si fuese la cosa más natural del mundo. Completó un gran año con varias victorias más, y una gran participación en la Liêge-Bastogne-Liêge, donde finalizó en 6ª posición en la decana.

Sin duda el año siguiente, 1999, fue su gran año. Lo comenzó con un cambio de equipo, del Mapei pasó al Cofidis. Esa marcha estaba provocada por la llegada a su anterior equipo de su enemigo Bartoli, quien le había batido en la Lieja del año anterior.
 
Estaba realizando una gran temporada, con puestos de pódium en la E3, los 3 días de la Panne, en Flandes... pero es que ahí se cayó antes de la subida del Muur, al tiempo que atacaban Musseuw y Van Petegem. Se lanzó a su persecución, el solo contra el dúo, y finalmente consiguió finalizar tras Van Petegem la carrera.

Su propio equipo le pidió parar, que no acudiera a la París - Roubaix, pero no hace caso de los consejos del equipo de parar, ya que esa carrera era muy dura para él, y que no pintaba nada ahí. Con sus 65 kilos y 179 centímetros, se plantó 7º en la meta, tras perder el sprint por la 3ª plaza, pero llegando por delante de ganadores de la carrera, como Mussew o Ballerini, el tristemente fallecido seleccionador italiano.
 
En esas llega de nuevo la Lieja, donde el año pasado terminó 6º, y lo hacía con Bartoli como máximo favorito, ya que la había ganado en los 2 últimos años y venía de ganar la Flecha Valona. Al decirle a VDB la prensa que Bartoli está fuerte, este les responde que entonces ya saben quien quedará 2º en la carrera, y que además cuando salte en la Redoutte no habrá nadie capacitado para seguirle (a VDB). Dicho y hecho, ganó la decana. También humilló a los Mapei, de donde no había salido muy bien, en la Het Volk, donde en un día de un frio glaciar, sacó de rueda a todos sus rivales, Tom Steels, Mussew... y destrozó el pelotón, llegando a meta poco más de 40 unidades.
 
Realizó también una exhibición brutal en la llegada de la Vuelta a Ávila. Sobre el empedrado que llevaba a los muros de Ávila lanzó un pulso al pelotón, y lo ganó. Antes de esa victoria le había prometido a la azafata italiana del Saeco, Sara, que le cambiaría una victoria por un beso. Luego cambió la promesa, y la prometió una noche de amor. Ese día lo ganó todo; por la tarde ganaba en la muralla, y por la noche la ganaba a ella.

Era un espectáculo de corredor, con esa temporada 99 que se había marcado en las clásicas, con otras victorias durante la temporada, con sus líos de faldas con las azafatas, también con las fiestas... La prensa le buscaba, le quería.
 
Pero llegaron los problemas: problemas con las drogas, con su propia cabeza... hasta que terminó muriendo, en Senegal, tras varios intentos anteriores de suicidio, en octubre de 2009. Era otro juguete roto, tal y como años atrás lo fueron "el Pirata" Pantani o "el Chava" Jiménez.

Entre medias de esa década de la que no hablo quedan muchas cosas, como las escapadas con su compañero del Cofidis, Gaumont, su vuelta con Lefevré, esta vez en el Domo, sus 2 hijas, o hasta sus memorias, en su libro "No soy Dios", que comienza diciendo que el descenso comienza con un subidón. Pero esos son otros temas


aquí su exhibición en Ávila:


Saludos a todos!!